Un día de diversión familiar se convirtió en una pesadilla para una niña de 3 años quien se acercó al hábitat de un oso en el zoológico de Sulaymaniyah, región de Kurdistán en el norte de Irak, y al pasar su brazo en la reja, el plantígrado se abalanzó sobre ella y lo mordió con tal intensidad que casi lo arranca por completo, informaron medios iraquíes. Tras el grave accidente la menor fue trasladada a un hospital donde se informó que le realizarían una cirugía.
Medios iraquíes filtraron fotos de la niña -de la cual no se reveló el nombre- en el hospital, en ellas podía verse a la pequeña en una camilla, con loq ue le quedaba del brazo vendado y su ropa ensangrentada. De acuerdo a los medios locales, las autoridades de Irak cerraron de manera temporal el zoológico mientras se llevan a cabo las investigaciones. Además en ese tiempo se revisarán los protocolos del recinto y se reforzarán las medidas de seguridad en él.
Este ataque causó una gran polémica en las redes sociales polarizando las opiniones de los internautas. Mientras algunos tacharon lo ocurrido como una grave omisión de cuidados de los padres de la niña y os calificaron de negligentes, otros consideraron que la culpa es enteramente de las autoridades del zoológico por no tener instalaciones y protocolos de seguridad adecuados.
Ataques en zoológicos
La polémica en torno a los zoológicos es una constante discusión entre animalistas y profesionales, pues los primeros aseguran que son “cárceles”, mientras los segundos indican que allí se realizan labores de conservación de las especies. Si bien en cautiverio se han logrado reproducir especies en peligro de extinción y la mayoría de estos sitios cuenta con programas especializados para proteger a los ejemplares, lo cierto es que ni en las mejores condiceiones los hábitats artificiales asemejan a los naturales.
El sitio de internet, Anima Naturalis, realizó un reportaje en el que expone los contras de este tipo de sitios. En él están vertidas las opiniones de Virginia Mackenna, activista de Born Free (“Nacido libre”), quien dice que os animales salvajes sufren física y mentalmente que el cautiverio les impone.
El estrés que el cautiverio, la falta de un espacio adecuado y el exceso de visitantes provoca en los animales se traduce en conductas que pueden ser agresivas si tiene contacto con humanos, a ello se suman las instalaciones inadecuadas de algunos zoológicos, lo que ha provocado encuentros fatales, no solo con visitantes, también con cuidadores.
Si bien no son una constante, tampoco son un hecho aislado. En 2007, dos tigres del zoológico de Guwahati, al norte de la India, atraparon a un visitante que intentaba tomarles una foto. La víctima falleció a causa de la gravedad de las heridas. Ese mismo año un elefante del zoológico de Pereira, Colombia, mató al veterinario enterrando uno de sus colmillos en tórax y abdomen. En San Francisco, Estados Unidos, una tigresa siberiana, Tatiana, escapó del lugar y fue abatida tras matar a una persona y herir a otras, un año antes mutiló a uno de sus cuidadores.
El periódico El Mundo documentó el ataque de un león a su cuidador y su hja en en la reserva Rioleón Safari Park de Albinyana. También en mayo 1999 en Alicante, España, tres tigres del Safari Park de El Verger atacaron a dos ciudadanos alemanes, matándolos en el momento.
Un caso similar al ataque de la niña de 3 años en el zoológico de Irak ocurrió en Argentina, en 1988, cuando un niño de 7 años fue atacado por un oso y perdió el brazo, antebrazo y mano izquierda.
Una investigación de PETA realizada en numerosos parques zoológicos de todo Estados Unidos encontró que los osos están neuróticos y presentan comportamiento estereotipado. Por causa de la frustración pasan mucho tiempo andando de acá para allá, caminando en círculos cerrados, balanceándose o meneando sus cabezas y demostrando otros signos de angustia psicológica.
DMGS
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