La decisión más lógica para proteger a las personas que se encontraban cerca a las Cataratas del Iguazú el pasado 13 y 14 de octubre fue cerrar este centro turístico que alberga una de las series más importantes de cascadas que hay en el continente americano entre Argentina y Brasil. Debido a las lluvias, el volumen del agua alcanzó los 11 millones de litros por segundo, por lo que acercarse a la corriente fue considerado mortal.
La ferocidad con la que el líquido superó hasta en siete veces las condiciones que tiene normalmente este punto conocido como la "Garganta del Diablo". Pese a esto, no se prohibió a la gente seguir viendo este espectáculo natural desde otros puntos más altos, lo cual culminó con una serie de videos que la gente realizó desde sus dispositivos móviles.
Pese a que el caudal del río se ha calmado, aún se encuentra en un nivel mucho más alto del recomendable. Las autoridades mantienen actualmente el cierre para evaluar los daños que dejó el agua. Se prevé que en los próximos días se deberá comenzar con los trabajos de reconstrucción de algunos tramos de la pasarela en la que la gente puede visitar este punto.
No se conocen las condiciones que tienen las estructuras, pero el diagnóstico se realizará en el momento en el que la cantidad de agua disminuya y sea posible que el equipo entre a la zona. La mayor parte de estos soportes está sujeto por cables de acero, por lo que es posible recuperarlos.
Por la tarde de ayer se permitió aún que los visitantes vieran las Cataratas del Iguazú desde distancias lejanas. Debido a los trabajos de mantenimiento, es posible que no se permita el paso de los turistas durante algunas semanas.
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