Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en Bruselas, en contra de las restricciones impuestas para luchar contra el COVID-19 en una protesta que terminó con violentos enfrentamientos con la Policía.
Las autoridades estimaron en 50 mil la cantidad de inconformes en lo que ha sido la mayor de una serie de protestas que empezaron los últimos meses.
Los enfrentamientos estallaron cerca de la sede de la Unión Europea, y la Policía utilizó cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
De acuerdo con medios locales, algunos protestantes enmascarados rompieron una ventana en la entrada de la sede de Asuntos Exteriores de la UE.
En un comunicado, la Policía afirmó que los agentes fueron "claramente atacados con objetos pesados", como cubos de basura, vallas o adoquines, y que los alborotadores "buscaron deliberadamente la confrontación", por lo que se llevará a cabo una investigación más exhaustiva a cargo de un "grupo de trabajo judicial" y no se descartan más detenciones, que hasta el cierre de esta edición reportaban 70.
Para tratar que la convocatoria tuviera la máxima repercusión posible, los convocantes hicieron llamados en redes sociales y organizaron viajes en autobús y en tren hasta la capital belga desde otros países europeos para defender "la democracia, los derechos humanos y el respeto a la Constitución".
Algunos de los manifestantes provenían de Francia, Alemania y otras naciones. Los inconformes coreaban "¡Libertad! ¡Libertad!", mientras marchaban. También hubo protestas en España.
En Barcelona, los inconformes se desplazaron y portaron carteles como uno que decía "No es una pandemia, es una dictadura".
En tanto, la misma semana en que se celebró en Estados Unidos el Día de Martin Luther King, miles de personas contrarias a los mandatos de vacunas y de llevar mascarillas emularon al defensor de los derechos de los negros con una gran manifestación en Washington para reclamar "libertad médica”.
PREVÉN 'FIN' DE PANDEMIA
La nueva variante Ómicron del coronavirus, de la que podría contagiarse 60 por ciento de los europeos antes de marzo, puede ser el final de la pandemia en la región, consideró ayer Hans Kluge, director de la OMS para Europa.
"En cuanto la ola de Ómicron se calme, habrá durante algunas semanas y meses una inmunidad global, ya sea gracias a la vacuna o porque la gente se habrá inmunizado por la infección, y también una bajada a causa de la estacionalidad", consideró.
Sin embargo, Europa no se encuentra en una "era endémica", lo que permitiría equiparar el virus al de una gripe estacional, subrayó el responsable de la OMS.
La Organización Mundial de la Salud espera "un periodo de calma antes del posible regreso del COVID-19 hacia finales de año, pero no necesariamente el retorno de la pandemia".
En Sudáfrica, donde se detectó por primera vez la variante Ómicron del coronavirus, los nuevos contagios han ido bajando en las últimas cuatro semanas.
Por su parte, el principal epidemiólogo del gobierno de Estados Unidos, Anthony Fauci, se mostró optimista ante la posibilidad de que la variante Ómicron alcance su pico en la nación a mediados de febrero próximo y que a partir de ese momento las infecciones empiecen a bajar.
Aunque zonas como Nueva Inglaterra y el noreste de Estados Unidos en general ya han pasado el pico de infecciones, en otras partes de la nación como el sureste y el oeste los contagios todavía van en aumento, sin embargo, Fauci confía en que la curva siga el mismo modelo.
CAR