ETIOPÍA

Por esta razón, el año en Etiopía dura 13 meses, ¡allá apenas están en 2014!

El pasado 11 de septiembre, Etiopía celebró el inicio de un año nuevo.

MUNDO

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Foto: AFP

A diferencia de otros países, Etiopía mantiene un registro diferente en su calendario. Más allá del tiempo, también cuentan con otras curiosidades que los convierten en un país único y con una profundidad cultural y cuidado de su patrimonio. 

El pasado 11 de septiembre, Etiopía celebró el inicio de un año nuevo. Pese a la dura crisis alimentaria y el incremento de precios, sus habitantes lo celebraron con un banquete especial en sus casas. 

Una de las principales diferencias de este país con el resto, es que cada año dura 13 meses e incluso están siete años y ocho meses detrás del calendario occidental. Lo que significa que el pasado 11 de septiembre recién iniciaron el año 2014.

Esto se debe a que se calcula el año de nacimiento de Jesucristo de manera diferente. 

Cuando la Iglesia católica enmendó su cálculo en 500 d.C., la Iglesia ortodoxa etíope no lo hizo. 

Entonces, el año nuevo cae el 11 de septiembre en el calendario occidental, o el 12 de septiembre en los años bisiestos, al comienzo de la primavera. 
 
En Etiopía es simple: 12 meses tienen 30 días cada uno y 13vo. mes, tiene cinco o seis días, dependiendo de si es un año bisiesto. 

El tiempo también se cuenta de manera diferente: el día se divide en dos franjas horarias de 12 horas a partir de las 06:00, lo que hace que tanto el mediodía como la medianoche sean las seis en punto en hora etíope.

Nunca fue colonizado 

Italia intentó invadir Etiopía, o Abisinia, como también se le conocía, en 1895, cuando las potencias europeas estaban dividiendo el continente africano entre ellas, pero sufrió una humillante derrota. 

El país europeo había logrado colonizar la vecina Eritrea después de que una compañía naviera italiana comprara el puerto de Assab en el Mar Rojo.

La confusión que siguió a la muerte en 1889 del emperador etíope Yohannes IV permitió que Italia ocupara las tierras altas a lo largo de la costa.

Pero unos años más tarde, cuando los italianos trataron de penetrar más en Etiopía, fue derrotada en la Batalla de Adwa.

Cuatro brigadas de tropas italianas fueron superadas en cuestión de horas el 1 de marzo de 1896 por etíopes que servían bajo el emperador Menelik II.

Italia se vio obligada a firmar un tratado que reconocía la independencia de Etiopía, aunque décadas después el líder fascista Benito Mussolini lo violó y ocupó el país durante cinco años.

Uno de los sucesores de Menelik, el emperador Haile Selassie, aprovechó su victoria ante los italianos para impulsar la creación de la Organización de la Unidad Africana (OUA), ahora Unión Africana, que tiene su sede en la capital de Etiopía, Adís Abeba.

"Nuestra libertad no tiene sentido a menos que todos los africanos sean libres", dijo Selassie en el lanzamiento de la OUA en 1963, una época en la que gran parte del continente todavía estaba gobernado por potencias europeas.

Movimiento rastafari 

Los rastafari adoran a Seleassie como a un dios. Esto surgió por una cita de 1920 del influyente líder de los derechos negros de Jamaica, Marcus Garvey, quien estaba detrás del movimiento 'Back to Africa'

"Miren a África cuando un rey negro sea coronado, porque el día de la liberación está cerca", afirmó. 

Una década más tarde, cuando Ras Tafari (o Jefe Tafari), de 38 años, fue coronado como Haile Selassie I de Etiopía, muchos en Jamaica vieron esto como la profecía cumplida, y así nació el movimiento rastafari

La leyenda del reggae Bob Marley jugó un papel decisivo en la difusión del mensaje rasta, y la letra de su canción, "War", cita el discurso del emperador ante la Asamblea General de la ONU en 1963, en el que pidió la paz mundial.

"Hasta que la filosofía que sostiene que una raza es superior y otra inferior sea finalmente y permanentemente desacreditada y abandonada... hasta ese día, el continente africano no conocerá la paz", dijo Selassie.

Hasta el día de hoy, una pequeña comunidad rastafari vive en la ciudad etíope de Shashamene, 225 kilómetros al sur de Adís Abeba, en tierras otorgadas por Selassie a personas negras de Occidente que lo habían apoyado contra Mussolini.

El Arca de la Alianza

Para muchos etíopes, el cofre sagrado que contiene las dos tablas con los Diez Mandamientos que, según la Biblia, Dios le dio a Moisés no está perdido.

La Iglesia ortodoxa etíope dice que el arca está bajo vigilancia constante en los terrenos de la iglesia Nuestra Señora María de Sión de Aksum, donde nadie puede verla.

La tradición dice que la iglesia tiene esta preciosa reliquia gracias a la reina de Saba, cuya existencia es cuestionada por los historiadores, pero no por los etíopes.

Creen que viajó desde Aksum a Jerusalén para visitar al rey Salomón y averiguar más sobre su supuesta sabiduría, alrededor del año 950 a.C.

La historia de su viaje y la seducción de Salomón se detallan en la epopeya de Kebra Nagast (Gloria de los reyes), una obra literaria etíope escrita en el idioma ge'ez en el siglo XIV.

Cuenta cómo Makeda (la reina de Saba), dio a luz a un hijo, Menelik (que significa hijo de los sabios), y cómo años más tarde viajó a Jerusalén para encontrarse con su padre.

Salomón quería que se quedara y gobernara después de su muerte, pero aceptó el deseo del joven de irse a casa y lo envió de regreso con un contingente de israelitas, uno de los cuales robó el arca y reemplazó el original con una falsificación.

Cuando Menelik se enteró, decidió conservarlo, creyendo que era la voluntad de Dios que se quedara en Etiopía, y para los cristianos ortodoxos del país sigue siendo sagrado y algo que todavía están dispuestos a proteger con sus vidas.

 

 

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