Un hombre que disparó hasta matar a un elefante marino por cumplir el reto que le impuso un amigo que estaba ebrio fue condenado a tres meses en una prisión federal en Estados Unidos.
El suceso ocurrió la noche del 2 de septiembre de 2019 en la costa central de California, cuando Jordan Gerbich, de 30 años, abrió fuego contra el mamifero en un área de observación donde estos animales se ubican. El elefante marino fue descubierto a la mañana siguiente con una herida de bala en la cabeza y las aletas de la cola cortadas, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
La oficina de policía de Noaa y el departamento de pesca y vida silvestre de California abrieron una investigación, y Gerbich, que ahora vive en Utah, se declaró culpable el año pasado de un cargo que es delito menor federal, según el diario The Guardian.
Todo por un reto
Gerbich dijo a los fiscales que disparó contra el animal después de que un amigo ebrio lo desafiara a hacerlo, "como una especie de prueba grotesca", según muestran los documentos judiciales.
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También les dijo a los investigadores que él tenía un historial de abuso de sustancias y que había sufrido abuso físico cuando era niño. El culpable expresó su pesar por el incidente, diciendo que sabía que el acto estaba mal, según muestran los documentos judiciales.
Por su parte, el abogado de Gerbich dijo que su cliente vio el acto como "tan inusual y preocupante", pero los fiscales enfatizaron que fue premeditado y "no sucedió por accidente". Gerbich y el amigo que le dijo que matara a la foca se dirigieron al área donde los mamíferos descansan y dan a luz, para disparar al animal.
El lunes, Gerbich fue sentenciado por el juez de distrito estadounidense Dale S Fisher por el crimen. Después de su condena en prisión, Gerbich pasará tres meses en detención domiciliaria, tendrá que realizar 120 horas de servicio comunitario y tendrá que pagar una multa de mil dólares, dijo la oficina del fiscal de Estados Unidos.
Los elefantes marinos del norte son animales enormes que se encuentran a lo largo de la costa del Pacífico de América del Norte y están protegidos por la Ley de Protección de Mamíferos Marinos.
Las poblaciones se han recuperado en los últimos años, después de llegar casi a la extinción a principios de la década de 1900, cuando solo quedaban unos pocos cientos.
Ahora con protección, todavía están bajo la amenaza de ser golpeados por barcos y enredarse en redes de pesca durante sus largas migraciones, que pueden extenderse hasta 13 mil millas de ida y vuelta.
CRS