Estados Unidos se ha quedado sin aliento y con una noche electoral que recuerda la noche del 2016 y es que tras varias horas, el país más poderoso del mundo aún no sabe quién será su próximo presidente, si Donald Trump o Joe Biden.
La preocupante situación podría empujar al país a una crisis institucional e incluso a conatos de violencia, los cuales ya se han registrado en los últimos meses por cuestiones raciales en la actual administración.
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Son siete estados de los que pende el futuro de Estados Unidos, un país alertado por la amenaza de protestas y disturbios por parte de partidarios de uno u otro candidato.
Analistas consideran que EU nunca había estado tan dividido frente a unos comicios, y la destrucción del tejido económico y social provocada por la pandemia ha exacerbado las diferencias y ha alimentado la polarización, azuzada por el propio Trump y amplificada por las redes sociales.
7 estados, un futuro
Todas las miradas están fijas ahora en los estados bisagra de Pensilvania, con 20 delegados en el Colegio Electoral; Michigan, con 16; Wisconsin, con 10; Carolina del Norte, con 15; Georgia, con 16; y Nevada, con 6; a los que se suman los 3 compromisarios en juego de Alaska.
El Colegio Electoral es un órgano integrado por 538 delegados distribuidos en función de la población de cada uno de los estados. El candidato ganador en cada uno de esos estados, aunque sea por un solo voto, se lleva todos sus compromisarios; y el aspirante que llega a 270 gana las elecciones.
Hasta el momento, Biden aventaja a Trump por 238 delegados frente a 213, según las proyecciones de los principales medios estadounidenses, con lo que todas las opciones siguen abiertas.
Si se observa el mapa del país a grandes rasgos, Biden se ha hecho con el triunfo en toda la costa oeste, además de gran parte de la fachada atlántica del país, así como con el estado clave de Arizona, aparte de Colorado, Nuevo México, Illinois y Minesota.
Con información de agencias