La cerveza es una de las bebidas más consumidas en el mundo y también es un catalizador de reuniones y fiestas. ¿Pero sabías que esa sensación de felicidad que provoca no se debe solo al ambiente sino a sustancia químicas que contiene y que llegan a tu cerebro?
Así lo encontró un nuevo estudio con carácter científico realizado en Alemania (¿dónde más?) y que fue publicado por el portal Scientific Reports.
De acuerdo con los hallazgos de los científicos, la burbujeante bebida dorada contiene hordenina, un componente que genera en el cerebro el mismo sentimiento de recompensa que la comida y que se dirige al receptor dopamina D2, un neurotransmisor relacionado con la sensación de bienestar.
“Nos llegó con un poco de sorpresa que una sustancia en la cerveza activará el receptor dopamina D2, especialmente porque no estábamos buscando estimulantes alimentarios”, explico la doctora Monika Pischetsrieder del Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg.
Curiosamente, el receptor D2 es también el que hace que se vuelva difícil detenerse después de la primera cerveza, o que siempre quieras comerte otra galleta. Es decir, es la culpable de que comamos por placer, mejor conocido como gula, que por necesidad biológica.
Por Redacción El Heraldo de México
Así lo encontró un nuevo estudio con carácter científico realizado en Alemania (¿dónde más?) y que fue publicado por el portal Scientific Reports.
De acuerdo con los hallazgos de los científicos, la burbujeante bebida dorada contiene hordenina, un componente que genera en el cerebro el mismo sentimiento de recompensa que la comida y que se dirige al receptor dopamina D2, un neurotransmisor relacionado con la sensación de bienestar.
“Nos llegó con un poco de sorpresa que una sustancia en la cerveza activará el receptor dopamina D2, especialmente porque no estábamos buscando estimulantes alimentarios”, explico la doctora Monika Pischetsrieder del Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg.
Curiosamente, el receptor D2 es también el que hace que se vuelva difícil detenerse después de la primera cerveza, o que siempre quieras comerte otra galleta. Es decir, es la culpable de que comamos por placer, mejor conocido como gula, que por necesidad biológica.
Por Redacción El Heraldo de México