En algunos sitios las personas prefieren la comida “dorada” o casi al punto de que esté quemada, sin embargo, aunque esto puede dar un sabor “especial” a los alimentos, es una práctica que no se recomienda, pues diversos estudios han señalado que esto tiene un impacto negativo en la salud. El portal “Salud on net” detalla en una entrada de su blog que la exposición a altas temperaturas durante la cocción puede generar compuestos químicos perjudiciales.
Entre los elementos dañinos están los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH) y alquilfenoles policíclicos (PCA), los cuales se liberan al cocinar alimentos ricos en grasas o líquidos a temperaturas elevadas. Además, los alimentos fritos a altas temperaturas pueden contener ácidos grasos trans, que aumentan el colesterol malo y disminuyen el colesterol bueno, lo que podría derivar en problemas cardiovasculares.
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¿Es malo comer comida quemada o muy “dorada”?
“Salud on net” precisa que los riesgos no terminan ahí. La presencia de nitritos, nitratos y acrilamida en alimentos quemados agrega preocupación. Estos compuestos químicos, cuando se calientan en exceso, pueden convertirse en sustancias nocivas para la salud, incluyendo nitrosaminas y acrilonitrilo, que se han relacionado con el cáncer.
De hecho, numerosos estudios han vinculado el consumo de alimentos quemados con un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, como el de estómago, esófago, hígado y piel. La acrilamida, presente en alimentos como maíz, huevos y mantequilla quemada, ha sido identificada como un agente de esta enfermedad que puede afectar el sistema nervioso.
¿Qué otra enfermedad provoca la comida quemada?
Además de los problemas de salud mencionados, la comida quemada también puede ser un factor contribuyente a la obesidad, debido a su alto contenido calórico y de grasas saturadas. Por si fuera poco, los compuestos tóxicos liberados durante la cocción pueden afectar negativamente los pulmones, el hígado y los riñones.
Los expertos de “Salud on net” recomiendan que ante estos riesgos es fundamental adoptar medidas preventivas al cocinar. Planificar con anticipación, revisar periódicamente los alimentos durante la cocción, y utilizar temperaturas más bajas, además, desechar cualquier alimento quemado y mantener la zona de cocción limpia son prácticas que pueden ayudar a reducir los riesgos para la salud.