Hay dos cosas que se le dan por naturaleza a la humanidad: la conexión social, indispensable sin importar qué tan ermitaño sea el individuo, y el disfrute de los espacios abiertos, al aire libre.
Sin embargo, pocos países como Noruega tienen tan interiorizado ese amor por recorrer los hermosos paisajes caminando, en bicicleta, en esquí o de cualquier otra forma; por acampar o desconectarse de las presiones de la vida cotidiana.
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Conocida como friluftsliv, esta filosofía hace referencia a la verdadera pasión de los nórdicos por pasar tiempo al aire libre, sin importar las temperaturas, el tiempo o las condiciones del terreno.
“La friluftsliv no está conectada a una actividad específica. Para los noruegos, la palabra tiene un significado más profundo, como ‘desconectarse del estrés diario’ y formar parte de un nosotros cultural, lo cual nos identifica a los seres humanos como parte de la naturaleza”, señala Bente Lier, secretario general de Norsk Friluftsliv, una organización que agrupa a asociaciones de vida al aire libre.
De inspiración literaria
Con singular orgullo, los noruegos explican que esta filosofía fue descrita por el dramaturgo Henrik Ibsen, ganador del premio Nobel y una de las mayores glorias nórdicas en términos literarios.
En el poema titulado “En las alturas”, Ibsen narra la travesía de un granjero que durante un año se dedica a disfrutar de la naturaleza. En los versos finales, el dramaturgo hace una defensa apasionada de esta actividad, muy noruega.
Para Ibsen, esta filosofía no solo tenía qué ver con el disfrute de la naturaleza, sino también con el hecho de tener una gran conciencia y cuidado del entorno, para que todas las personas puedan disfrutarlo.
Esta ideología se complementa con la idea de compartir las escapadas al aire libre con tus seres queridos. Pero incluso si por alguna razón no están cerca, la friluftsliv propone la idea de compartir el gozo por estas actividades con quien sea, aunque no los conozcas.
¿La llave de la felicidad?
En la más reciente medición de los países más felices del mundo, Noruega ocupa el séptimo sitio. Sin embargo, sus vecinos nórdicos, Finlandia, Dinamarca, Islandia y Suecia, ocupan los cuatro primeros lugares.
Algo que tienen en común estas naciones es precisamente el gusto por las actividades al aire libre, para las cuales incluso existen leyes y normas laborales que protegen a los trabajadores para que tomen su ración de sol cada determinado tiempo.
De hecho, existen evidencias científicas de que la convivencia al aire libre nos hace más felices. Según un estudio de la Universidad de Harvard, aquellas personas que pasean por lo menos unas dos veces al mes, suelen padecer entre 30 y 40 por ciento menos estrés.
Lo mejor de todo es que no necesitas viajar a Noruega para practicar esta filosofía: con desconectar unos minutos y dedicarlos a caminar sin prisa por alguno de los hermosos paisajes naturales que tenemos en el país, puedes empezar a hacer friluftsliv a la mexicana.