Los gatos son seres que cautivan con su independencia y elegancia, pero también son muy juguetones y como cuidador de uno de estos fascinantes animales, es probable que te preguntes: ¿Sienten culpa o vergüenza cuando actúan de manera traviesa? Antes de responder, es fundamental reconocer que estas mascotas no manejan el mismo espectro emocional que los humanos.
Aunque los gatos no experimentan la culpa o la vergüenza exactamente como nosotros, sí demuestran emociones y comportamientos que podrían parecer indicativos de estos sentimientos. Ante comportamientos indeseados, como tirar un vaso o arañar los muebles, los gatos pueden percibir tu descontento y optar por evitarte. Esta actitud probablemente se deba más a la anticipación de consecuencias negativas que a un verdadero sentimiento de culpa.
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Señales de que tu gato “siente” culpa
Los gatos pueden mostrar signos físicos que se asemejan a la culpa o vergüenza, tales como orejas bajadas, cola entre las patas o una postura encogida. No obstante, estas manifestaciones suelen reflejar miedo, ansiedad o sumisión, más que un reconocimiento del error cometido, de acuerdo con el portal Cat Time.
Tras realizar una travesura, es común que los gatos se retraigan o busquen lugares apartados donde esconderse, comportamiento que podría interpretarse como una respuesta instintiva para evitar amenazas o consecuencias adversas.
¿Qué hacer cuando tu gato “sienta” culpa?
En la página Cat Time recomiendan que es preferible incentivar comportamientos adecuados en lugar de castigar los indeseados. Utilizar premios, elogios y momentos de juego como refuerzos positivos motiva a tu gato a actuar correctamente. Además, proporcionar un entorno estimulante con juguetes fomenta los instintos naturales del gato y previene conductas destructivas.
Ten en cuenta que los gatos se sienten mejor con la estabilidad y previsibilidad. Establecer una rutina diaria constante puede generar un ambiente seguro y reducir la ansiedad felina. Los comportamientos que solemos atribuir a la culpa o vergüenza en los gatos están más arraigados en el miedo, la ansiedad o la sumisión. En ocasiones, lo que interpretamos como culpa es simplemente la reacción del gato ante la respuesta de su cuidador ante un acto indebido.