El impacto de nuestra dieta en la salud mental suele dejarse de lado. Sin embargo, la psiquiatra nutricionista de Harvard Uma Naidoo destaca la conexión profunda entre lo que comemos y nuestro bienestar mental y señala cómo o cómo ciertos alimentos pueden influir en nuestro estado emocional. Ella sostiene que hay cuatro estrategias dietéticas para potenciar la salud cerebral, basadas en ciencia que son muy efectivas.
Adaptar nuestra dieta para incluir estos cuatro elementos puede ser un cambio significativo hacia una mejor salud cerebral. No solo se trata de elegir alimentos específicos, sino de comprender cómo cada uno de estos contribuye a un equilibrio holístico entre nuestra salud mental y física.
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¿Qué cambios hacer en la dieta para tener una buena salud mental?
Un primer paso significativo para mejorar la salud cerebral es aumentar la ingesta de fibra. Estudios recientes han revelado una correlación entre una alta ingesta de fibra y una menor incidencia de depresión. La fibra, encontrada principalmente en alimentos de origen vegetal, juega un papel crucial en la nutrición de los microbios intestinales, esenciales para nuestra salud mental. Algunas excelentes fuentes de fibra incluyen:
- Verduras de hoja verde y coloridas
- Legumbres como alubias
- Semillas de lino
- Cereales integrales
La experta de Harvard sugiere añadir un "caleidoscopio de color" a nuestra dieta a través de alimentos ricos en polifenoles. Estos compuestos, presentes en frutas y verduras de diversos colores, tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Algunos ejemplos incluyen:
- Zanahorias y arándanos
- Frutos rojos y secos como avellanas y pacanas
- Aceitunas negras
Estos alimentos, además de ser sabrosos, son aliados en la lucha contra la inflamación y el estrés oxidativo.
¿Qué comer para sentirse mejor mentalmente?
Un intestino saludable es sinónimo de un cerebro sano. Los probióticos, presentes en alimentos fermentados, son fundamentales para mantener un equilibrio saludable de la flora intestinal. Según investigaciones, los alimentos fermentados pueden reducir la inflamación. Algunas opciones ricas en probióticos son:
- Kéfir, kimchi y yogur
- Kombucha
La inclusión de estos alimentos en la dieta puede contribuir significativamente a la salud mental.
Finalmente, una estrategia simple pero poderosa es el uso de hierbas y especias. Ricas en polifenoles y con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, estas añaden sabor y profundidad a nuestras comidas, además de beneficiar nuestra salud intestinal y cerebral. Algunas opciones incluyen:
- Cúrcuma con pimienta negra
- Capsaicina de los chiles
- Menta, orégano, perejil, tomillo, jengibre y ajo