HISTORIAS DE LA CDMX

Así nació el Nacional Monte de Piedad

Una de las instituciones de asistencia privada más antiguas del país, y más visitadas durante enero, nació durante el Virreinato para apoyar a los más necesitados

ESTILO DE VIDA

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Decenas de personas recurren al Monte de Piedad para empeñar sus prendas.Créditos: Cuartoscuro

Para quienes vivimos en el Centro Histórico, la postal es la misma desde hace décadas: las filas de personas que acuden al Nacional Monte de Piedad que está frente a la plancha del Zócalo casi dan la vuelta al edificio.

Llama la atención que este palacio, erigido en una de las esquinas de la primera plaza del país, haya iniciado con sus funciones desde el siglo 18 y las haya cumplido desde entonces de forma casi ininterrumpida.

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Nacida bajo el auspicio del conde de Regla, Pedro Romero de Terreros, se considera que es la institución más antigua del Continente Americano, puesto que su fundación fue autorizada en 1775 por el entonces rey de Castilla Carlos III.

Desde que ese mismo año Francisco Carabantes empeñó unos cuantos diamantes hasta nuestros días, millones de personas han pasado por el señorial edificio fundado como sitio para el alivio de penas económicas… y espirituales.

Por el amor de Dios

Los préstamos prendarios nacieron prácticamente con la invención de la propiedad privada, pero también con ellos surgieron otras nociones menos positivas, como el agiotismo, que es el interés excesivo sobre una prenda, y la usura, que se refiere también a la deuda eterna.

La usura fue considerada pecado durante siglos, pero los frailes franciscanos idearon, en el siglo 15, una forma de darle la vuelta: usaron los recursos de la iglesia para prestar, a cambio de una prenda y sin cobrar interés, lo cual contrastaba con la usura de esos tiempos, en los que los prestamistas imponían intereses desde el 50 hasta el 200 por ciento.

Los Montes de Piedad nacieron en Italia, en el siglo 15. Foto: Cuartoscuro

Así nacieron los Montes de Piedad, cuyo nombre hace referencia al cúmulo de riquezas que acuñaban los gobiernos de la Península Itálica para las obras públicas, pero con un giro: éstos se dedicaban a la asistencia pública.

Años después, los propios frailes impusieron un interés pequeño a los préstamos, mismo que era utilizado para poder apoyar distintos trabajos de caridad, con lo que estas instituciones cumplieron, además, una función social importante.

Para todos y para siempre

La idea del Monte de Piedad llegó a territorio nacional de la mano del noble Pedro Romero de Terreros, marqués de Regla, quien en 1767 propuso por primera vez fundar la institución con su propio dinero, unos 300 mil pesos de la época.

Los obstáculos burocráticos y otras desconfianzas hicieron que el trámite se volviera lento, por lo que Romero de Terreros llevó su caso hasta oídos del rey Carlos III quien, en 1775, dio la autorización para la apertura de la institución.

En el Nacional Monte de Piedad existe una proporción de recuperación de prendas del 90 por ciento. Foto: Cuartoscuro

De acuerdo con los documentos de fundación del llamado Sacro y Real Monte de Piedad de Ánimas, Pedro Romero de Terreros tenía en mente tres conceptos innegociables para la institución: la primera de ellas era ayudar a quien lo necesite, principalmente los más necesitados.

El segundo era que funcionara a perpetuidad, mediante la correcta gestión de sus recursos y la tercera era, como en el caso de los Montes de Piedad originales, que si había ganancias se repartieran entre instituciones de caridad. Esa es la razón por la que se le puso “de ánimas”: porque la idea es que las almas obtuvieran reposo al resolver sus necesidades materiales.

Un palacio de reyes

Más allá de la función de esta institución, que concentra aproximadamente el  60 por ciento de los préstamos prendarios en el país con más de 324 sucursales, el edificio de su casa matriz y que está representado en su logo es una joya en sí mismo.

Erigido donde se encontraba el antiguo palacio del hueytlatoani Axayácatl, fue la segunda residencia de Hernán Cortés, después de mudarse desde la Villa de Coyoacán, unos años después de la caída de Tenochtitlán.

La sede matriz del Nacional Monte de Piedad se construyó sobre el antiguo palacio de Axayácatl. Foto: Cuartoscuro

A la muerte del capitán extremeño, el palacio pasó a manos de la iglesia, convirtiéndose en un colegio regentado por la Compañía de Jesús. Años después, como parte de los votos de pobreza propios de los jesuitas, quienes se mudarían a la Casa Profesa, fue devuelto al Virreinato.

Tras conseguir la autorización de Carlos III, el edificio le fue concedido a Pedro Romero de Terreros para sede de la institución, una de las muy pocas que se encuentran en el mismo sitio a pesar de los cambios políticos y sociales que han definido a nuestra nación desde el siglo 18 y hasta nuestros días.