Con el paso del tiempo y la acumulación de polvo y suciedad, las paredes del hogar pueden verse notablemente más oscuras. Si a estos aspectos sumamos la presencia de niños, que pueden hacer travesuras y ensuciar estas superficies, la situación puede empeorar hasta llegar a las manchas de grasa.
Frente a este panorama existe una solución: limpiar la pared con agua y jabón. Pero no todas las superficies del hogar toleran esta mezcla y si se coloca poca cantidad de detergente, el efecto limpiador puede ser nulo. La conclusión en estos casos es pintar las paredes.
Volver a pintar estas superficies de la casa puede incurrir en grandes costos e inversión de tiempo. Desde el proceso previo, donde se prepara la pared quitando todo resto de material viejo o dañado, hasta el acto de pintar en sí, la tarea demanda varias horas de trabajo.
Pero existe una alternativa económica y más sencilla, donde el protagonista es el cloro. Esta sustancia que en otras partes del mundo se denomina lavandina o lejía, se puede mezclar con agua y utilizar para limpiar las paredes. La maniobra incluso puede quitar el moho que se origina por la humedad.
¿Cómo limpiar las manchas de la pared con cloro y agua?
El método requiere estos dos ingredientes, guantes y un paño limpio para frotar la superficie. Solo mezcla esas sustancias (tres partes de agua por una de cloro) y empapa el trapo que vayas a utilizar.
Luego retira el exceso de líquido antes de frotar la pared, ya que no debe chorrear la mezcla. Frota la zona que esté manchada y verás como la suciedad cede hasta desaparecer.
Es importante destacar que al principio notarás que la mancha se extiende o se pone peor, pero al secar el líquido limpiador verás como desaparece. También cabe mencionar que mucha gente aplica el cloro solo (sin diluir) o la mezcla con un rociador en la superficie afectada por el moho y la deja actuar sin otro tipo de intervención.