PLANES PARA EL FIN DE SEMANA

Pancho Villa en la CDMX: Estos son los lugares en los que estuvo y puedes visitar

El Centauro del Norte estuvo en pocas ocasiones en la Ciudad de México, pero dejó huella en estos sitios

ESTILO DE VIDA

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Las visitas de Francisco Villa a la capital dejaron huellas en la historia.Créditos: INAH

Aunque la mayor parte de su campaña la realizó en los estados del norte del país, Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como Francisco Villa, visitó por lo menos en dos ocasiones la capital, dejando su huella en historias que aún se siguen contando.

Desde su ingreso a los penales de Lecumberri y Santiago Tlatelolco en 1910 hasta la entrada triunfal que realizó junto a Emiliano Zapata en 1914, Villa dejó su impronta en sitios que siguen siendo icónicos en la Ciudad de México.

En ocasión del centenario de su asesinato, te recomendamos cinco sitios que puedes visitar durante este fin de semana.

Calle Madero

Una de las calles más frecuentadas del Centro Histórico fue renombrada por el mismísimo Francisco Villa cuando, en 1914, viajó a la ciudad capital para acompañar a las tropas de la Convención de Aguascalientes y encontrarse con Emiliano Zapata.

De hecho hay una anécdota popular en la que Villa promete castigar a cualquier persona que se atreva a quitar la placa que él colocó en la esquina de la entonces calle de Plateros e Isabel la Católica. 

Cerca de esa esquina se encuentra actualmente el Museo del Estanquillo, espacio donde se exhibe la colección de Carlos Monsiváis que muestra lo mejor del arte popular capitalino del siglo pasado.

Cantina La Ópera

De sobra es sabido que a Francisco Villa no le gustaba el alcohol, pero esta cantina tradicional, cuya fundación data de 1876, fue escenario de uno de los pasajes más recordados del paso de Villa por la Ciudad de México.

De dicha historia hay dos versiones. Una de ellas, que el militar duranguense, molesto porque sus soldados se encontraban de fiesta en el local, llegó al sitio a sacarlos a punta de pistola, y la otra que, en medio de la algarabía, Villa se les unió echando tiros al techo.

Sea cual fuere la verdadera, el caso es que en el salón principal de La Ópera sigue incrustado el proyectil que, en 1914, el general disparó. Además de apreciarlo, puedes disfrutar de la gama de cocteles de la cantina y de su ambiente, que se remonta a finales del siglo 19.

La Cantina La Ópera es uno de los sitios con mayor tradición en la capital. Foto: INAH

Palacio de Iturbide

Considerado el edificio más alto de la época colonial, con una altitud incluso mayor a la del palacio en el que habitaban los virreyes, el Palacio de Iturbide es toda una joya arquitectónica ubicada en el corazón de la ciudad.

A principios del siglo pasado, en este sitio se encontraba el Hotel Iturbide, donde Francisco Villa y su esposa se alojaron durante la visita de la División del Norte a la capital en el año de 1914.

Adquirido en 1964 por Banamex, en 2004 fue reinaugurado bajo el nombre de Palacio de Cultura y cotidianamente ofrece extraordinarias exposiciones de arte, además de contar con un museo de sitio con pantallas interactivas. Lo mejor de todo: la entrada es libre.

Las tropas de Villa y Zapata fueron bien recibidas por los capitalinos en 1914. Foto: INAH

Hacienda de los Morales

Con una historia que se remonta a los primeros años de la Conquista, la Hacienda de los Morales es uno de los puntos icónicos de la Ciudad de México. La construcción de la finca data de 1647 y recibió su nombre debido a las moreras plantadas en el sitio, donde se realizaba la producción de seda.

Antes de ser el lugar donde descansaron los jinetes y parte de los militares de la División del Norte en 1914, sirvió como bastión para el general Juan Álvarez y sus tropas en 1847, durante la defensa de la capital ante la invasión estadounidense.

Actualmente es uno de los restaurantes más famosos de la urbe, con una propuesta que retoma los clásicos de la cocina mexicana con un acento internacional. Su ambiente aún conserva el aire señorial de sus años de esplendor.

La Hacienda de los Morales sirvió como sede del cuartel villista. Foto: Hacienda de los Morales

Palacio de Lecumberri

Apodado “palacio negro” porque las aguas residuales de la Ciudad de México solían humedecer sus paredes de piedra, fue una de las cárceles más modernas creadas durante el Porfiriato, con un modelo panóptico que permitía, mediante torres, tener controlada a toda la población interna.

En 1910, Francisco Villa fue internado en esta prisión y en la ya desaparecida de Santiago Tlatelolco, de donde se fugó. Hasta su cierre, en 1976, por sus crujías pasaron personajes históricos como José Revueltas, David Alfaro Siqueiros o el líder político Demetrio Vallejo.

En la actualidad, el Palacio de Lecumberri es la sede del Archivo General de la Nación. Además de resguardar buena parte de la memoria del país, es un museo donde puedes conocer estas y otras historias. También hacen presentaciones de libros y puestas en escena.

El Palacio de Lecumberri alberga actualmente al Archivo General de la Nación. Foto: INAH