Además de la inteligencia emocional, existe la inteligencia espiritual. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la espiritualidad apunta hacia las preguntas sobre el sentido y el propósito de la vida. En este sentido, muchos pueden asociarlo con religiones. Pero no está limitada a ningún tipo de creencias o prácticas en particular.
La inteligencia espiritual se manifiesta en la cotidianidad. Para activarla y desarrollarla es necesario incorporar y mantener una serie de hábitos. Estos deben influir positivamente en distintas áreas de nuestra vida.
Estos son los hábitos que estimulan el desarrollo de la inteligencia espiritual
- Planificación. Organizar el día a día es priorizar las actividades en función de nuestros objetivos. Esto nos ayudará a evaluar y poder realizar ajustes o cambios en las tareas que nos cuesten más o demanden más tiempo y energía.
- Enfoque. Este hábito se traduce en descartar el hecho de transformarnos en personas multitareas. Esto hace que nos agotemos más rápido y hagamos las tareas de manera ineficiente. Muchas mujeres comienzan proyectos de cualquier tipo y se quedan a mitad de camino (o colapsan) por sumar más cosas a su vida. Por eso, para desarrollar la inteligencia espiritual hay que poner el foco en aspectos específicos que nos acerquen a nuestras metas.
- Intención. Esto quiere decir que debes vivir el día a día de manera intencional. Contar con intencionalidad en nuestras decisiones y relaciones interpersonales, potenciará la sabiduría y la inteligencia. Esto también se traduce en pensar bien antes de actuar, para estar alineadas con las metas.
- Proactividad. Tener iniciativa en las distintas esferas de acción de tu vida, hará que puedas desarrollar la inteligencia espiritual y emocional. Esto quiere decir que no debes depender de otros, el hábito debe salir de tu motivación y se relaciona con asumir de forma activa el control de nuestros comportamientos frente a todo tipo de circunstancias. Para lograr tus metas, debes implicarte con compromiso.
- Capacitación. La mujer que es inteligente espiritualmente siempre busca aprender cosas nuevas y capacitarse. Siempre hay que buscar herramientas que potencien nuestras capacidades y habilidades.
- Perseverancia. Esto va de la mano con la determinación de actuar en función de las ganas de lograr las metas. Levantarte cuando caes, cuando te equivocas, cuando las cosas no salen como esperas, es perseverar para crecer, avanzar, cambiar o mejorar algo de nuestras vidas.
- Gratitud. Una parte de los hábitos para desarrollar la inteligencia espiritual, consiste en ser agradecidas por las cosas buenas que nos pasan y nos rodean. Esto sirve de impulso para poder seguir avanzando en la dirección que deseemos.
- Descanso y momentos de relajación. Si bien es cierto que el cuerpo necesita su reseteo diario para poder continuar con las actividades que nos permitirán llegar a cumplir metas o objetivos, también es cierto que el real descanso comienza en la mente.