Es un hecho: la vida en las ciudades es rápida y estresante. El tráfico, los constantes ruidos y las prisas cotidianas hacen que la vida cotidiana, aún para quienes logran tener gran paciencia, sea complicada.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades mentales se pueden considerar como la verdadera pandemia a vencer en las sociedades globales, las cuales cada vez se integran más en torno a ciudades grandes y superpobladas. Pero hay una salida que, de hecho, tiene alas.
“La cosa especial con el canto de los pájaros es que, incluso si la gente vive en ambientes muy urbanos y no tiene mucho contacto con la naturaleza, vinculan los trinos con ambientes naturales vitales e intactos”, señala el neurocientífico Emil Stobbe, del Instituto Max Planck.
No se trata solo de una intuición. De acuerdo con un estudio desarrollado entre más de mil personas por el Instituto de Psiquiatría del King’s College de Londres, la gente con depresión severa aseguraba sentirse mejor si escuchaba el trino de un ave, incluso si se trataba solo de una grabación.
“Escuchar el canto de las aves con audífonos mostró la misma capacidad de detonar las mismas rutinas cerebrales que hacerlo al natural, y eso puede ser benéfico para la salud mental”, apunta Ryan Hammoud, investigador de la institución británica.
Los expertos señalan que, con solo seis minutos de escucha de cantos de aves, las personas pueden disfrutar de una disminución en los síntomas de la ansiedad, depresión y estrés, aún en ambientes agobiantes como lo puede ser el tráfico de una gran ciudad.
La diversidad en cuanto a los trinos tiene también una función distinta. Por ejemplo, la gente que padece trastornos depresivos mostró mejores reacciones a las grabaciones con cantos de distintos pájaros, mientras que aquellos que padecen ansiedad e incluso paranoia pueden responder mejor a sonidos de uno o solo dos especies.
Una buena rutina al alcance de tu mano, de acuerdo con los estudios, es realizar caminatas cortas, de ser posible en un parque, y escuchando un mínimo de 6 minutos de cantos de pájaros. Tu salud mental te lo agradecerá.
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