A pesar de que los especialistas han reiterado en el cuidado de la piel, las personas lo hacen cuando ya encuentran algún tipo de daño, provocado por la radiación solar o por los efectos de la edad. En este caso, la zona del rostro es la más afectada y por ende requiere de mayor atención, ya que es la más expuesta y la que impacta directamente en la imagen de la persona.
El uso de las mascarillas cosméticas no es nueva, pues su uso se remonta a la antigua Grecia y la época de los faraones de Egipto. La arcilla fue uno de los primeros elementos utilizados para darle ese especial brillo y textura suave a la piel, el órgano más grande del cuerpo humano. La evolución de los materiales se dio con el paso de los años hasta llegar a Francia con Catalina de Médici, reina consorte desde 1547 hasta 1559.
Hoy en día, las grandes empresas tienen una vasta cantidad de productos para cada tipo de piel (normal, seca, grasa y mixta), así como para cada problema que aqueje. Sin embargo, existen en el mercado varios artículos que prometen resultados en poco tiempo para casi cualquier persona. Uno de estos son las mascarillas de hoja o de bolsita, como se les puede encontrar en tiendas departamentales, farmacias y hasta en los populares tianguis.
¿Qué son las mascarillas de hoja y para qué sirven?
Estas curiosas máscaras hechas de láminas de algodón y bañadas en todo tipo de sustancias conocidas como hidrogel se popularizaron en Corea del Sur, nación asiática donde se preocupan mucho por la belleza física. Es un tratamiento oclusivo que ayuda a que los componentes se absorban con mayor rapidez. Su función es hidratar, controlar el brillo, efectos anti-edad y hasta control de acné. Sin embargo, son tantas, de todos los colores y precios que las personas se preguntan si realmente funcionan.
Al rededor de este tipo de productos existen mitos y realidades que bien merecen la pena conocer para darles un uso correcto. En primer lugar, no se recomienda su uso diario a menos que un dermatólogo así lo indique, ya que el rostro tendrá una constante exposición de los ingredientes y en este caso el máximo que se requeriría sería de dos veces por semana.
De igual manera, es menester indicar que el tiempo que se debe mantener la hoja en el rostro es de 15 a 20 minutos, suficiente para la liberación de activos. No es necesario prolongarlo, ya que no servirá de nada. Otro de los mitos es usar las mascarillas por la noche. Esto es verdad (la mayoría), ya que se aprovechan mejor debido a que la regeneración cutánea ocurre cuando ya se ocultó el Sol.
Es necesario señalar que no todas las mascarillas son para todas las personas, pues aquellos que tengan tendencias al acné y se coloquen una muy hidratante o emoliente, podría sacar esos molestos granitos. Otra cosa a destacar es que los efectos son temporales, de acuerdo con la dra. Alhely Niebla. Las mejores siempre irán de la mano con el tipo de piel de cada persona, por lo cual se recomienda visitar al especialista para saberlo.
Uno de los grandes mitos es si las bolsitas que venden en los tianguis, que vienen en diferentes colores y prometen cosas distintas, realmente funcionan. La respuesta de la dermatóloga Marisol Colín es que sí, pero sólo sirven para hidratar (ojo con el punto anterior). Esto es posible debido a que los precios son muy bajos, comparados con los que venden en farmacias especializadas o tiendas de autoservicio.
¿Cómo utilizo la mascarilla?
Aquellas personas que tienen planeado consentir su rostro con alguna de las mascarillas deben seguir una serie de pasos para lograr su efectividad. En primer lugar se recomienda limpiar la cara para eliminar impurezas y el cebo que de manera natural produce. Después aplicar la mascarilla alineando los orificios con los ojos, nariz y boca. En caso de quedar la esencia en la bolsa se pude aplicar en otras partes del cuerpo como cuello, brazos y rodillas.
Tras retirar el producto en el periodo de tiempo mencionado, se debe hacer un masaje suave para potencializar la absorción. Es importante señalar que la hoja de algodón es de un solo uso.
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