En los momentos más difíciles, como el duelo por la pérdida de un ser querido, nuestras palabras pueden ser un bálsamo o un exacerbante del dolor. Un estudio de la Universidad Trent Durham en Ontario, Canadá y la Universidad Estatal de Wichita en Kansas, Estados Unidos, pone de manifiesto cómo comentarios bienintencionados pueden resultar hirientes. A través de entrevistas con 20 padres en duelo y 11 proveedores de servicios, se exploró cómo las palabras pueden sanar o lastimar.
El análisis revela que ciertos comentarios pueden ser particularmente dolorosos. Frases como "Te pondrás mejor", "Supéralo" o "Sigue adelante" insinúan que el duelo tiene un final concreto, ignorando que es un proceso no lineal y variante en el tiempo. Comentarios que marcan un plazo específico para la superación, o comparaciones con otras pérdidas minimizan la experiencia del duelo. Además, afirmaciones religiosas como "Era la voluntad de Dios" pueden ser perjudiciales si no respetan las creencias personales del doliente.
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¿Cómo consolar a una persona adecuadamente?
Los padres en duelo valoran el apoyo de familiares, amigos y empleadores. Este apoyo va más allá de las palabras: a veces, la ayuda más significativa es la asistencia en tareas cotidianas y la presencia silenciosa y empática. En el ámbito laboral, el regreso al trabajo puede ser reconfortante, ofreciendo una rutina y un entorno de apoyo. La asistencia entre iguales también se destaca como valiosa, proporcionando un espacio donde los sentimientos de los dolientes son validados y compartidos.
Los investigadores sugieren enfocarse en el "vínculo continuo" con el fallecido. Este enfoque reconoce la importancia de mantener una representación interna amorosa del ser querido, incluso después de su muerte. Lejos de negar la pérdida, se trata de aceptarla como parte de un proceso de duelo sano y continuo.
¿Es bueno recurrir a la religión para consolar a alguien?
En cuanto a las declaraciones religiosas, el estudio no las descarta por completo, pero enfatiza la importancia de tener en cuenta las creencias del doliente y el contexto de la muerte. Esto implica una comprensión y respeto profundos hacia la persona en duelo y su individualidad en el proceso.
Consolar a alguien en duelo es un acto delicado y profundo. Más allá de las palabras, lo esencial es ofrecer una presencia compasiva y un apoyo que respete el proceso único de cada persona. Las palabras pueden ser poderosas, pero lo son aún más la empatía, la paciencia y el amor incondicional que las acompañan.