Las moscas de la fruta son pequeños insectos, de tamaño diminuto y –en ocasiones- casi imperceptibles. Estas plagas aparecen con frecuencia durante el verano, por lo que es normal que las veamos alrededor del hogar o en frutas y verduras, dañando los alimentos. Y para repeler estas plagas, es menester contar con algunos conocimientos específicos. En este marco, te enseñaremos a eliminarlas con vinagre.
Más allá de la limpieza que tengamos que hacer en el parque o en el hogar, las plagas de este tipo aparecerán en búsqueda de alimentos, principalmente frutas. Las moscas de la fruta encuentra en este tipo de alimentos un lugar perfecto para colocar sus huevos y una vez que lo hacen, las larvas se alimentan de ellas, desde el interior hacia el exterior. Es por ello que casi no podremos percatarnos de su presencia, por lo tanto te sugerimos una técnica para erradicarlas.
En primer lugar, es fundamental destacar que estos insectos son sensibles al frío, a tal punto que pueden provocar su muerte. Aunque cuando llega el invierno o las bajas temperaturas, emigran varios kilómetros, regresando en primavera o verano, con temperaturas más cálidas, haciendo un trabajo de inteligencia efectivo para dañar los frutos. Además, en zonas donde los inviernos son menos fríos, las moscas de la fruta pueden esconderse en lugares cercanos al hogar.
Para combatir estas plagas, te enseñaremos a elaborar una trampa usando vinagre. Solo tendremos que mezclar tres cucharadas en un vaso con agua, para añadirle a continuación otra cucharada de azúcar y una más de detergente. Es resultado atraerá a las moscas de la fruta al recipiente, ahogándose cuando ingresen al recipiente.
Y si queremos probar otro truco fuera del vinagre, debemos elaborar una trampa plástica, reciclando una botella en desuso. Para atrapar a estos insectos, cortaremos una botella por la mitad, daremos la vuelta a la parte de arriba y la meteremos dentro de la otra sección, de manera que quede con la parte del tapón dentro de la botella. Después, dejaremos fruta o zumo para que las moscas de la fruta se sientan atraídas y, sin que lleguen a tocar la boca del tapón, rellena la trampa.