La fruta debe ser esencial en cualquier tipo de alimentación, tanto para aumentar masa muscular como para adelgazar o tener reducir lesiones. Es que los beneficios que tienen son miles, por lo que expertos aconsejan su ingesta diaria. Sin embargo, solemos comprar en cantidades y quizás, en alguna ocasión, pueden comenzar a mostrar algunas manchas de moho. Si esto te sucede con frecuencia, es el momento de tomar cartas en el asunto.
Lo primero que debemos tener en cuenta es el que el ciclo de putrefacción de la fruta comienza tras el punto óptimo de maduración. La propia actividad enzimática de la fruta deteriora los tejidos, permitiendo la entrada de bacterias y hongos. La reacción enzimática se acelera en gran medida cuando la temperatura a la que está expuesta la fruta es elevada.
En consecuencia, es fundamental conservarla en un lugar oscuro, seco y fresco. También es muy útil conservarlas, hasta su alimentación, envasadas al vacío, ya que así se elimina el contacto con el oxígeno del ambiente, impidiendo con ello el desarrollo de microorganismos. A su vez, teniendo en cuenta que la reacción enzimática requiere de un medio acuoso para tener lugar, una de las mejores técnicas para acabar con el moho en la fruta este verano es la deshidratación o secado.
Y para deshidratar podremos aplicar azúcar o sal. Es que cuando un alimento se expone a altas concentraciones de azúcar o sal, se produce la deshidratación por ósmosis. De esta manera, conseguimos reducir en más de la mitad la cantidad de agua presente en la fruta, lo que frena notablemente la reacción enzimática. De esta forma, lograremos incorporarla a la alimentación sin marcas de moho.
Si a pesar de tomar todas las medidas preventivas nos encontramos con una fruta que tiene moho, aunque sea en una parte muy pequeña y no veamos signos visibles de moho dentro, lo mejor es tirarla. Es que más allá de que sólo lo veamos en una parte superficial, lo más probable es que las hifas hayan penetrado mucho más profundamente.