La memoria necesita ser nutrida de distintos alimentos que garanticen su protección y también su buen desarrollo, especialmente aquellos que contienen antioxidantes. Además se pueden desarrollar distintas tareas, como leer, para mejorar la función y entrenar el cerebro. Aunque con frecuencia se suele olvidar lo que se lee. A continuación, te explicaremos los motivos de esta acción.
Esto se debe a que la información que ingresa al cerebro a través de los sentidos, después pasa a la memoria sensorial, luego a la memoria a corto plazo y finaliza en la del trabajo. En diversas ocasiones, esto se olvida porque no resulta importante para el desarrollo de otras tareas cotidianas. Es que en la memoria del trabajo, la información se mantiene durante 80 minutos aproximadamente y si el cerebro no recibe argumentos para integrarla a la memoria a largo plazo, se desvanecerá.
Mientras que al leer, las personas olvidan rápidamente lo que han leído porque el cerebro no tiene una participación activa y real durante el proceso. Es posible que se lea de corrido sin detenerse a analizar o hacer resúmenes de los que se lee. Por lo tanto, si no es algo de aprendizaje, quedará eliminado del almacén de la memoria luego de un lapso temporal breve.
Para que esto no suceda y el cerebro se muestre activo en la lectura, especialistas aconsejan que al leer se debe detener esta práctica y pensar en aquello que se está haciendo, analizando el contenido. Será fundamental repetirlo, resumirlo e identificar patrones, relacionándolo con otras ideas para fortalecer la memoria y que la información quede alojada en la de largo plazo.
Además, científicos sostienen que existe otras razones para no recordar lo que se lee y poco tiene que ver con la memoria y el cerebro ya que, por ejemplo, entrará en juego el ambiente de lectura y el ruido que pueda causar desconcentración. Así mismo podremos sumar la falta de comprensión en lo que se lee, impidiendo un recuerdo en el largo plazo.