PIENSA JOVEN

El Covid-19 y la Generación de cristal: áreas de oportunidad, mucho por trabajar

En el regreso a las aulas, los alumnos han presentado rasgos de crisis emocionales, déficit de sociabilidad y huecos en el aprendizaje

ESTILO DE VIDA

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Créditos: Foto: Freepik.es

¿Se acuerdan del puente del 16 marzo de 2020? Ya hace dos años que el covid-19 llegó a nuestras vidas, casi dos años que 7 mil 753 millones de personas que habitamos el planeta entramos en aislamiento social por la crisis sanitaria originada por este virus.  

Según la SEP, hace 24 meses había 32.9 millones de estudiantes en México que oscilaban entre los 3 y 29 años. Estudiantes de guardería hasta posgrados y, ni maestros, ni estudiantes regresamos a las aulas. Ahí empezó todo.

A dos años de distancia, los que trabajamos en educación, hemos deambulado por dos ámbitos o modalidades educativas en la implementación del conocimiento: el aula o presencial, y a distancia. Este cambio radical en el proceso de enseñanza-aprendizaje ha impactado a profesores y alumnos, pero, sobre todo, a nuestra famosa “generación de cristal”.

La Generación de Cristal o Generación Z, está conformada por aquellos que nacieron después del año 2000. Una generación caracterizada por mostrar cierta fragilidad ante distintos temas sociales, ambientales, intereses ideológicos, entre otros. Han mostrado su inconformidad a tal grado de ser incluso criticados por las demás generaciones (Boomers, Generación X y Millenials), hago referencia a “la generación de cristal” ya que  una característica del cristal es que se puede quebrar fácil, y  también podemos ver a través de él.

En este regreso a las aulas las experiencias compartidas con estos jóvenes de cristal han sido muy enriquecedoras y aleccionadoras. Muchos de ellos presentan rasgos de crisis emocionales, déficit de sociabilidad y huecos en el aprendizaje de acuerdo a lo siguiente:

Crisis emocional

Instituciones como la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina, el Área de Salud Mental del Hospital Sant Joan Déu de Barcelona, y el Instituto para el Futuro de la Educación, del Tecnológico de Monterrey, entre otras, han realizado numerosos estudios enfocados en la cuestión emocional de los adolescentes y jóvenes a partir de la pandemia por el Covid19. Dichas investigaciones coinciden en que estamos atravesando momentos con una carga emocional atípica y que es imperativo atender.

Asimismo, resaltan la incertidumbre, miedo, preocupación y ansiedad que se ha apoderado de las personas en sus casas, y ahora también en el aula. De ahí que, en el mundo son millones de estudiantes que tienen la necesidad de ser escuchados, de que se tome en cuenta el torbellino de emociones por los que atraviesan. Porque hemos atravesado por situaciones que nos llevaron a experimentar altos niveles de estrés, ansiedad, e incluso llegamos a rozar con cierta depresión. Vivimos una crisis emocional.

Deficit de sociabilidad

En la adolescencia es fundamental el desarrollo de tantas habilidades, pero una de las más importantes es la habilidad social.

Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en conjunto con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y el Instituto Federal de Telecomunicaciones, demuestra que para el 2020, existía una cobertura de red casi total, misma que se vio exponencialmente en estos últimos dos años al verter todas nuestras actividades a través de Internet. Ahora bien, esta cobertura se ha acelerado y potenciado, se menciona en el estudio, al redoblar el tiempo de uso de dispositivos electrónicos.

Un estudio de la Universidad de Ginebra señala que en la era digital  que vivimos, el tiempo de exposición a la pantalla crece día con día.  A partir de la pandemia está exposición a la tecnología  se incrementó en gran medida para cuestiones académicas (clases y proyectos), pero aún más en el uso de redes sociales e interacción a través de los videojuegos.

Es real que los dispositivos móviles y la conexión a internet, nos acercan a quienes están lejos, pero también limita de cierta manera las habilidades sociales. Aprendemos a convivir a través de la pantalla y dificulta nuestra interacción con un igual en lo presencial.

Hueco en el aprendizaje

Recientemente la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior de la República Mexicana (ANUIES), publicaron los resultados de una encuesta Nacional sobre “la comunidad estudiantil ante la emergencia sanitaria”, con el objetivo de hacer un análisis situacional en cuestión educativa a partir del Covid19.

En los resultados de dicha encuesta, encontramos una radiografía de la realidad educativa a la que nos enfrentamos como educadores y que pudimos constatar toda vez que, al regresar a las aulas, percibimos un vacío en habilidades cognitivas esenciales para el aprendizaje. Muchos alumnos opinan que, al estudiar en casa, subieron su rendimiento escolar (reflejado en calificaciones). Pero también están los que dicen haber aprendido poco o nada. 

De acuerdo a lo anterior, es menester que los que trabajamos en el sector educativo, nos corresponde sumar nuestro granito de arena y contribuir a la contención de estas . En particular, vislumbro tres puntos de acción para atacar estas problemáticas a las que nos fue llevando esta pandemia:

a) Impulsar la atención emocional a los alumnos por parte de nuestras instituciones educativas, estableciendo espacios seguros en los que puedan ser escuchados. Por ejemplo, según el perfil del alumno, a algunos les sienta bien escribir lo que sienten o proyectarlo en historias.

b) Identificar los principales momentos de socialización durante el tiempo escolar, y realizar actividades de autoconocimiento y de proyección. La técnica del role-play suele ser muy efectiva

c) Como docente, realizar un diagnóstico profundo de los conocimientos que se adquirieron los dos años de pandemia (el primero totalmente online), para, a partir de ahí, recapitular, reforzar y continuar con los programas establecidos.

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mgm