Cada 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer, el día 15 del mismo mes se celebra la lucha contra el cáncer infantil. Esta enfermedad es una de las principales causas de muerte al rededor del mundo entre adultos, niños y adolescentes, por ello es importante detectarlo a tiempo.
La Organización Mundial de la Salud, (OMS) y el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer establecieron el 4 de febrero como la fecha para hacer conciencia sobre esta condición de salud, así como fomentar acciones de prevención para detectar a tiempo los síntomas de cualquier tipo de cáncer.
Cada año, más de 400 mil niños y adolescentes son diagnosticados con esta enfermedad que puede aparecer en cualquier zona del cuerpo y afectar a los diferentes sistemas u órganos del cuerpo. El cáncer infantil puede ser de diferentes tipos como leucemia, retinoblastoma, tumores (renales, hepáticos, cerebrales, óseos), sarcomas, linfomas, entre otros.
Las células cancerígenas se multiplican con rapidez y pueden aparecer en cualquier momento de la niñez o la adolescencia, por ello es importante reconocer las señales a tiempo para una recuperación favorable.
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El cáncer es una enfermedad que no se puede prevenir, aunque existen factores de riesgo como la obesidad, antecedentes familiares, malos hábitos de alimentación, agentes externos, entre otros. Es importante la detección oportuna para que reciban un tratamiento que logre eliminar los tumores o las células malignas.
- Sudar de forma excesiva durante la noche
- Perder peso
- Dolor de huevo o articulaciones
- Palidez
- Sentirse cansado o apatía sin razón
- Fiebre recurrente o que dure varios días
- Sangrado de nariz o encías
- Puntos rojos y morados en la piel
- Moretones sin causa
- Crecimiento irregular del abdomen
- Ganglios o bultos en la axila o ingles
- Crecimiento anormal de una parte del cuerpo
- Dolor de cabeza persistente
- Desviar la mirada o crecimiento anormal de un ojo
Dependiente del tipo de cáncer y su oportuna detección, los niños recibirán un tratamiento que puede ser desde la cirugía, medicamentos, hasta la quimioterapia. También depende qué tan avanzado esté y dónde se localiza el tumor.