Los triglicéridos son un tipo de grasas que se produce en el hígado y que también se pueden obtener por la ingesta de algunos alimentos. Habitualmente las personas padecen niveles elevados de estas grasas, provocando afecciones en el organismo, pero lo cierto también es que sus niveles bajo también serán un valor del cual habrá que preocuparse. Así como sucede con el colesterol, los niveles deben mantenerse equilibrados.
Tanto los triglicéridos como el colesterol son esenciales para la actividad diaria del cuerpo. Estas grasas son usadas como reserva de energía, mientras que también ayudan en los procesos metabólicos que se desarrollan en el cerebro y en la masa muscular. Aunque es necesario aclarar que el nivel de ambas grasas es diferente, ya que los triglicéridos almacenan calorías no usadas y el colesterol se usa para crear células.
Cuando el organismo presenta niveles altos de triglicéridos, se endurecerán las arterias y tenderán a obstruirse por la presencia de estas grasas, incrementando el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, ataques cardiacos o cardiopatías. Mientras que si están bajos, se pueden padecer patologías tales como hipertiroidismo, problemas en los riñones y pérdida de masa muscular.
Siguiendo esta línea, cuando los niveles de dichas grasas son bajos, se presentará el hipertiroidismo, una enfermedad que se presenta cuando se produce un exceso de la hormona tiroidea en el organismo, causando que el cuerpo tenga un aumento en el gasto de energía que se obtiene de los triglicéridos. Además también vendría generará de un aumento del estreñimiento e intolerancia al frío.
Si el organismo presenta un déficit de colesterol bueno y de triglicéridos, podrían generar un síndrome de mala absorción intestinal, en donde se altera el funcionamiento del intestino y los nutrientes se absorben de manera incorrecta, provocando escasez de los mismos. En consecuencia se ocasionarán diarreas constantes, heces con alto contenido en grasas, dolor abdominal y alteraciones en el crecimiento de los niños.