Todos hemos tenido la oportunidad de vivir en los últimos días los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Los cuales nos han hecho testigos de las grandes hazañas de diversos deportistas olímpicos. En 1894 cuando fueron restaurados estos juegos por el pedagogo francés Pierre de Coubertin, se comenzó a construir una filosofía que conocemos como olimpismo y con ello la encarnación de muchos valores.
Un claro ejemplo de esto fue la emisión del año 2012 en Londres en donde un par de atletas Iván Fernández y Abel Mutai, nos compartieron además las medallas obtenidas, una muestra de valores y en especial el valor de la ética.
En esa ocasión Abel, quien estaba a solo unos metros de la meta, se confundió con las señalizaciones y paró creyendo haber ya ganado la carrera. Iván, que lo seguía detrás, al percatarse, intentó avisarle que no había finalizado aún, pero no lo logró, entonces lo empujó para que continuara y pudiera ganar la competencia. Asombrados por lo ocurrido le preguntaron a Iván: “¿Por qué lo hiciste?” él contestó: “¿Cuál hubiese sido el mérito de mi victoria?”, “¿Cuál sería el honor en esa medalla?". Y añadió: “Mi sueño es que algún día vivamos en un mundo en el que nos ayudemos unos a otros para alcanzar la meta”.
En nuestra sociedad actual, en muchas ocasiones lo que se busca es lograr el éxito a cualquier precio, no podemos dejar de lado nuestros valores, aquellos que se han transmitidos de padres a hijos y así sucesivamente. No debemos dejarnos llevar por un apetito voraz para alcanzar el logro planteado, atropellando nuestra propia dignidad y principios que se sostienen por una serie de valores universales.
Hoy más que nunca requerimos vivir los valores tanto en el plano personal, pero también en lo laboral. Un valor que actualmente pareciera estar en “terapia intensiva” es el valor de la Ética profesional.
Este valor nos refiere a un conjunto de normas que nos permiten mejorar el desarrollo de nuestras actividades laborales, podríamos decir que es un conjunto de actitudes morales que tomamos en cuenta para actuar en la vida.
Te quiero compartir cinco tips prácticos que puedes vincular a la ética profesional.
- Desarrolla tu responsabilidad: Solo es cuestión de llevar a cabo tus labores de manera correcta y eficaz: “Haz lo que debes y está en lo que haces”.
- Desarrolla tu compromiso: Es un binomio entre obligación y responsabilidad. Una vez que se acepta una tarea o posición dentro de la organización, habrá que cumplirla con la mayor perfección posible.
- Desarrolla tu solidaridad: Esto comienza generando una cultura de diálogo abierto y generando confianza con todo el equipo.
- Desarrolla tu honestidad: Haz buen uso de la información que tienes a tu alcance, evita la corrupción, manipulación, el robo y fraude.
- Desarrolla tu responsabilidad social: Deberás de evitar o rechazar cualquier tarea que pueda ir en contra o sea perjudicial a los intereses de otros o de la misma organización.
La ética profesional dentro de las organizaciones, contribuye a la armonía en las relaciones entre sus miembros y su entorno. Tanto la organización como la misma sociedad, se verá beneficiada una vez que todos sus miembros se conduzcan con determinados valores y normas.
Te invito a vivir este valor corporativo y así juntos generar mayor confianza en los usuarios y contribuir a la construcción de una sociedad más libre, justa y feliz.
Soy Sergio Cazadero y te quiero compartir, cómo hacer para crecer.