PIENSA JOVEN

El Ombligo del Capitalismo

Trabajé como chalán de un albañil llamado Luis por una semana completa, los chalanes le llaman a su jefe “maestro.” Elaboré la siguiente serie de poemas después de mi experiencia

ESTILO DE VIDA

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Créditos: Foto: Freepik.es

Estaba oscuro, el sol dormía pero nosotros no. Siempre nos adelantamos al sol. Lo veíamos salir horas después de que nuestros cuerpos ya habían empezado a trabajar y lo veíamos dormir mucho antes de ser libres para descansar. 

Trabajé como chalán de un albañil llamado Luis por una semana completa, los chalanes le llaman a su jefe “maestro.” Elaboré la siguiente serie de poemas después de mi experiencia. Estos poemas se complementan con audiovisuales en los que se muestra y se puede escuchar las palabras exactas de cada experiencia o conversación. Todo esto es parte de mi Performance: “El Ombligo del Capitalismo.” 

Fui molestado, de una manera amable, sobre mi privilegio. En la primera ida a comer, Luis me hizo mi canción mientras estábamos en la camioneta de camino conversábamos: : 

Luis: “Ya tiene su cancioncita” 

Sergio: “¿A ya me hiciste mi canción? ¿A ver, cuál es mi cancioncita?" 

Luis: “¡A cómo! De qué va a ir a comer con nosotros.”

Luis: “Pero Apli” (otro albañil) “le dice” (a Sergio o a mí) “Pero aquí no hay que el salmón y no sé que.” 

Luis: "Así que le puse a la canción" 

¡YO COMO CON FRIJOLES SALSA Y HUEVO! 

Aunque en ese momento la canción nos dio mucha risa, después de reflexionar me di cuenta de que Luis canta sobre las clases sociales en México. Yo como salmón y caviar y Luis, solo, puede comer frijoles, salsa y huevo. Después de hacer esa reflexión la canción se convirtió en un símbolo de la realidad Capitalista. 

Mientras comíamos le pregunté a Hoel, el jefe albañil, que si les gustaba trabajar en Acapulco, ya que ahí estábamos trabajando. Después de haber vivido una semana construyendo una plataforma en un desarrollo vacacional para la clase alta, elaboré la siguiente serie de poemas para mostrar lo que viví y sentí: 

Yo como “Arroz y Frijoles” 

Sudo mi frente mientras veo a gente con lentes 

El sol los calienta y relaja mientras que a mí me “deshidrata” 

Ellos ríen y se recuestan mientras yo veo como mis “piernas tiemblan” 

“¡Allá no hay caviar ni salmón, allá hay frijoles!” 

Ellos disfrutan del sol mientras que yo anhelo la sombra 

Ambos utilizamos herramientas, al menos en eso nos parecemos 

Ellos utilizan martillos para abrir sus mariscos, yo lo utilizo para construir, para construirles a ellos. 

Todo esto refleja una experiencia de vida que se puede seguir a través de mi pagina: incognitusartist.com.mx en la sección, “Vacation at the Beach.” 

Me di cuenta de que mi cuerpo era inservible 

Sonido electricidad, fuego y yo. Todos estábamos balanceándonos en los PTR 's (los PTR' s con soportes de acero que se utilizan en la construcción). Luis, mi maestro, me pedía herramientas que yo no sabía ni donde encontrar. Mientras me pedía un martillo que se llama maceta, yo nervioso, perdí el balance y caí un metro debajo del PTR. Luis rápidamente miró y vio que seguía moviéndome, para él eso era que estaba bien. Caí con el pecho así que perdí casi todo el aire, por unos segundos no podía respirar, ni hablar, ni llorar.

Cuando me recuperé, Luis ya se había aventado un chiste que había transformado mis lágrimas de dolor en lágrima de risa. Me paré y me volví a balancear en los PTRs, Luis ya había tomado la maceta así que por el momento era inservible. Me di cuenta de que el humor es parte esencial en el trabajo de un albañil. Constantemente te electrocutas con las plantas de energía para soldar si los cables no están bien aislados, te machucas con absolutamente todo, te caes, te raspas. Sin humor, ser albañil sería un trabajo lleno de sufrimiento y dolor, con humor es un trabajo con dolor pero lleno de risas, la ironía de la vida es parte fundamental para ser un albañil. 

El cuerpo sigue a la mente o la mente al cuerpo 

Mientras conversábamos sobre el impacto de la pandemia en el aprendizaje de los estudiantes, hablando de que todos estábamos estudiando en línea, Luis preguntó: “Y por qué no podemos trabajar en línea también nosotros?” Todos reímos pero después de unos minutos el chiste comenzó a volverse más difícil de tragar, me estaba empezando a asfixiar, mi garganta cerrándose debido a la ansiedad y frustración mientras trataba con desesperación de encontrar una respuesta a la pregunta de Luis.

En el mundo capitalista algunos trabajos involucran y exigen del cuerpo y otros de la mente. La discrepancia entre la calidad de vida que brindan estos tipos de trabajos se ha extendido y se seguirá extendiendo. Para Luis, mi cuerpo era inservible para la economía mexicana, la mente de Luis era inservible debido a sus oportunidades de estudio. Esta era una respuesta que le podía dar a mi “maestro.” Sin embargo, no estaba conforme. Podría ser que la respuesta se encuentra siglos atrás, mucho antes de que Luis y yo hubiéramos nacido.

¿Fue el impacto de la filosofía de Kant o la teoría de Adam Smith? Podrá haber sido la derrota del comunismo tras la Segunda Guerra Mundial? Sin embargo, lo que importa hoy no es el por qué si no el cómo. ¿Cómo puede Luis trabajar en línea? ¿Cómo puedo asegurarme de que Luis no se quede atrás en un mundo en el que el valor del cuerpo se deprecia exponencialmente mientras que el de la mente crece sin parar? Primero tengo que vivir la realidad de Luis, saber desde cómo y cuándo come, duerme y piensa.

Necesito entender el mundo a través de sus ojos, a través de su mente y cuerpo. Mi cerebro solo no puede obtener la respuesta, necesito vivir siendo Luis. Necesito sentir el dolor físico, el desgaste, la exhaustación, las preocupaciones por el calor, esta es información que solo puede obtener a través de mi cuerpo. Necesito permitirle a mi cuerpo guiar a mi mente, dejarlo llevarme a lo desconocido, más allá de mi cultura, de mi pasado, de mi memoria, de mi esencia como Sergio Kuri. Necesito estar y luego utilizar mi mente para reflexionar y tratar de entender, entonces podré encontrar la respuesta que estoy buscando. Pero antes necesito que mi cuerpo me abra el camino hacia una área de estudio desconocida. 

Estas son algunas experiencias que agrego a mi museo de sensaciones. Atentamente Sergio Kuri.