La vitamina D es un nutriente especial y que tiene amplios beneficios para la salud. Se puede conseguir a través de dos caminos: por un lado a través de la piel de la persona y de animales, a partir de un derivado del colesterol por acción de la luz solar; por el otro lado mediante las plantas, hongos y levaduras por irradiación solar. Entre sus propiedades, científicos han descubierto que colaborará en la mejora de huesos y dientes.
Es relevante saber que los compuestos de la vitamina D se encuentran inactivos biológicamente, pero al ser absorbidos por el organismo se transforma y produce diversos compuestos que se activan y benefician al ser humano, en este caso a sus huesos y dientes. El argumento radica por su aporte de calcio, que ayudará notablemente a la persona.
Además, el colecalciferol que tiene la vitamina D se convertirá, una vez que se active en el cuerpo, en compuestos de calcitrol. Este nutriente se produce en los riñones y se envía a las partes del organismo que lo necesiten, particularmente en los huesos y dientes. Mientras que entre sus claves se destacan tres que son de suma importancia para el correcto estado de salud.
El primero reside en el mantenimiento de la salud ósea. Aquí, la vitamina D regula el calcio y el fósforo en el torrente sanguíneo, incidiendo directamente en el desarrollo de los huesos y los dientes, logrando que sean sanos desde un comienzo. Además rejuvenece las células muertas en la piel, logrando así una importante renovación una vez que se consuman alimentos ricos en dicho nutriente, tales como el salmón y los huevos.
Por último, y no menos importante, la vitamina D contiene una molécula que ayuda a mantener al metabolismo del cuerpo, absorbiendo el calcio en los huesos y también en los músculos, mientras que los dientes se verán beneficiados, logrando así evitar el surgimiento de caries y sorteando dolores de muela.