La salud de los niños es una de las preocupaciones más grandes para los padres, sobre todo en los primeros años de vida. Conforme van creciendo, durante y tras la adolescencia pueden ser más propensos a presentar enfermedades que afectarán su vida diaria y tendrá un impacto emocional.
Algunas de estas enfermedades suelen durar toda la vida, por lo que deben aprender a vivir con su condición. Es importante detectar las señales a tiempo para un tratamiento adecuado, además de evitar que se agrave.
El síndrome de Tourette es un trastorno genético, actualmente se desconoce una causa específica que provoque esta enfermedad, pero es hereditaria y puede incluso desarrollarse durante el embarazo. Este afecta a niños o adolescentes antes de los 18 años y los síntomas se hacen presentes de 5 a 9 años.
Aunque no es una enfermedad grave, es importante que conozcas sus principales síntomas para evitar accidentes y que el niño pueda entender su condición.
Síntomas del Síndrome de Tourette
El Síndrome de Tourette se caracteriza por tics o movimientos involuntarios del paciente, además de sonidos que no se pueden controlar. Los primeros síntomas se manifiestan a través de la cara, brazos, tronco o extremidades. Puede ser desde un parpadeo, arrugar la nariz o hacer muecas sin darse cuenta.
Estas son algunas de las señales más comunes:
- Sacudidas de cabeza
- Tocar objetos
- Hacer gestos obscenos
- Encoger los hombros
- Inclinarse o girar
- Saltar
Los síntomas del Tourette no son solo físicos, también vocales y pueden manifestarse a través de:
- Groserías
- Comentarios groseros
- Risas
- Ladridos
Para tratar el Síndrome de Tourette no hay una cura, pero sí hay tratamientos que pueden ayudar a controlar los tics y movimientos del cuerpo. Los niños o adolescentes pueden consumir medicamentos que los ayuden a controlar los síntomas y también a prevenir la depresión, ya que puede afectarlos emocionalmente. Se cree que también el consumo moderado de azúcar o gluten puede reducir la gravedad del síndrome.
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