Al contrario de lo que muchas personas piensan, el cine mexicano tiene en su haber muchas cintas que han logrado trascender en las barreras del tiempo gracias a sus impactantes historias y actuaciones que le enchinaron la piel a las y los espectadores. Entre estas películas se encuentra una obra que destaca por su audacia, su atmósfera inquietante y su original propuesta visual: "Alucarda, la hija de las tinieblas".
Considerada como una película de culto y dirigida por Juan López Moctezuma, durante su estreno en 1977 levantó una gran polémica e incluso buscaron esconderla en el olvido debido a las escenas que contiene. Pero hoy, las y los cinéfilos mexicanos la han rescatado de entre las sombras para convertirla en una obra imprescindible para las y los amantes del género de terror y, sobre todo, de las películas con temáticas inquietantes e incómodas.
Y es que López Moctezuma, uno de los directores más singulares y atrevidos del cine mexicano, nos legó con "Alucarda" mueve una película que se en la fina línea entre lo sublime y lo grotesco, lo divino y lo demoníaco, y lo psicológico y lo sobrenatural. En este sentido, es una película que no solo desafía las convenciones del género de terror, sino que también explora temáticas filosóficas y religiosas profundas.
Fotografía: Captura de pantalla/Mubi.
La película mexicana que es considerada un clásico del cine de terror
Para comprender la relevancia de Alucarda, es necesario situarla dentro del contexto del cine mexicano de los años 70, pues en esa década, el cine de terror en México había quedado a la sombra de las comedias populares y el cine de luchadores, mientras que las producciones más arriesgadas y experimentales solían estar relegadas a un segundo plano. Sin embargo, directores como Juan López Moctezuma se aventuraron a explorar terrenos inusuales y crear películas que desafiaban tanto las expectativas del público como las restricciones impuestas por la censura.
Es así como esta película narra la historia de Alucarda, una joven huérfana de 15 años que está marcada por una naturaleza rebelde y desafiante hacia las rígidas reglas religiosas del convento en donde vive; su intensa forma de ser lleva a Justine (otra joven huérfana que vive en el orfanato) a adentrarse en un mundo de rituales satánicos, posesiones demoniacas y oscuridad. Poco a poco su amistad se convierte en una extraña atracción sexual que escandaliza a todo el convento.
A medida que la influencia maligna crece, los límites entre lo humano y lo demoníaco se desvanecen, desatando un caos de violencia, horror y cuestionamientos sobre la fe y la moral. Así, la película explora la lucha entre el bien y el mal, la represión religiosa y el poder de lo sobrenatural, todo envuelto en una atmósfera gótica y cargada de simbolismo; y con una puesta en escena visualmente impactante y un tono perturbador, Alucarda se convierte en un descenso visceral hacia lo prohibido y lo transgresor.
Fotografía: Captura de pantalla/Mubi.
Desde el punto de vista estético, "Alucarda" es una película que no escatima en audacia, pues López Moctezuma utiliza una puesta en escena barroca y cargada de simbolismo para sumergir al espectador en un mundo que oscila entre lo real y lo onírico. La atmósfera opresiva del convento, los paisajes áridos y desolados, y los detalles macabros en la escenografía refuerzan la sensación de que estamos ante una pesadilla filmada.
Uno de los grandes aciertos de la película es su uso del color, pues el rojo, en particular, tiene un papel protagónico ya que aparece en la sangre, en los vestidos, en las velas y en la decoración del convento, evocando una constante sensación de peligro, deseo y transgresión. Esto, sumado al contraste con los tonos oscuros y grises del convento acentúa la batalla entre el espíritu reprimido y el deseo de libertad que experimentan las protagonistas.
¿Por qué fue tan polémica esta película?
"Alucarda, la hija de las tinieblas" fue extremadamente polémica por su crítica abierta a la iglesia católica y el fanatismo religioso, pues la película retrata a las figuras religiosas como opresoras y presenta una rebelión contra la fe institucionalizada, lo cual fue considerada blasfemo en la sociedad mexicana profundamente católica de los años 70. De la misma forma, la representación de rituales satánicos y posesiones demoníacas, con símbolos cristianos invertidos, fue vista como un ataque directo a las creencias religiosas tradicionales, generando gran controversia.
Fotografía: Captura de pantalla/Mubi.
Otro motivo de la polémica fue la carga erótica y la sugerencia de una relación homoerótica entre los protagonistas, ya que la cinta explora el deseo reprimido y la sexualidad femenina, lo que, en el contexto de un convento religioso, resultó escandaloso para la moral conservadora de la época. Esta mezcla de erotismo y satanismo, junto con escenas gráficas de violencia, llevó a que la película fuera considerada excesivamente transgresora y perturbadora.
Finalmente, Alucarda subvirtió las normas culturales al desafiar las representaciones tradicionales de la feminidad y el poder femenino, mostrando a las protagonistas como figuras rebeldes que cuestionan las estructuras de poder religioso y patriarcal. Esta combinación de temas controvertidos y la representación específica de violencia y horror contribuyeron a su recepción inicial negativa, pero también ayudaron a cimentar su estatus como una película de culto en años posteriores.
Es así como "Alucarda, la hija de las tinieblas" es una película que trasciende el género de terror para convertirse en una obra de arte visual y emocionalmente poderosa. Su combinación de simbolismo, horror y crítica social la convierte en una pieza imprescindible no solo del cine mexicano, sino del cine mundial. Al verla, te enfrentarás a una experiencia cinematográfica intensa, desafiante y, sobre todo, inolvidable y si estás dispuesta a adentrarte en los oscuros recovecos de la mente humana y explorar los límites de lo racional, Alucarda te ofrecerá una travesía única que te dejará marcada.
Fotografía: Captura de pantalla/Mubi.
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