En la historia de la televisión mexicana, pocos actores lograron alcanzar la fama y el reconocimiento que obtuvo Jaime Garza durante la década de los ochenta. Su presencia en la pantalla chica, acompañado de figuras como Verónica Castro y Lucía Méndez, lo consolidó como uno de los galanes más destacados de su generación. Sin embargo, detrás del brillo de las cámaras, la vida de Garza estuvo marcada por tragedias personales y una larga batalla contra la enfermedad que lo llevaron a un final desgarrador.
A lo largo de su carrera, Jaime Garza supo conquistar al público con su talento, pero los últimos años de su vida fueron un martirio que se alejó del éxito que alguna vez disfrutó. Su muerte el 14 de mayo de 2021, anunciada por la Asociación Nacional de Intérpretes (ANDI), reveló las difíciles circunstancias que enfrentó en su recta final. Víctima de la pobreza y con serios problemas de salud, el actor sufrió una dolorosa agonía que lo acompañó hasta sus últimos días.
Foto: FB Espiral Ana Silvia
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El trágico accidente que marcó el principio del fin de Jaime Garza
Nacido en Monterrey, Nuevo León, en 1954, Jaime Garza desde joven mostró una inclinación hacia las artes escénicas. Tras mudarse a la Ciudad de México, comenzó su preparación actoral y pronto destacó por su talento, lo que le permitió obtener sus primeros papeles en televisión. Durante los años ochenta, Garza vivió el esplendor de su carrera, protagonizando telenovelas que se convirtieron en clásicos de la televisión mexicana. Sin embargo, el destino le tenía preparado un giro inesperado.
En 2010, un accidente en motocicleta marcó el comienzo de una serie de problemas de salud que transformarían su vida por completo. Aunque inicialmente solo requirió una prótesis de titanio en la pierna afectada, su condición se complicó debido a la diabetes que padecía. Esta enfermedad crónica hizo que su cuerpo rechazara la prótesis, lo que derivó en una dolorosa gangrena que obligó a los médicos a amputarle la pierna derecha en 2014.
Jaime Garza se quedó sin trabajo y sin dinero
La amputación fue solo el inicio de una serie de calamidades que agudizaron la situación de Garza. Su movilidad se vio gravemente comprometida, y con ello, sus oportunidades laborales se desvanecieron. Aunque continuó participando en algunas producciones, los papeles ofrecidos eran cada vez más escasos y menos relevantes, lo que sumió al actor en una profunda tristeza.
Las complicaciones de salud no se detuvieron allí. En entrevistas, Garza confesó que las operaciones posteriores en su otra pierna le causaban un dolor insoportable, una situación que se agravó por su precaria situación económica. Sus ahorros se agotaron rápidamente, y sin ingresos estables, el actor se enfrentó a la pobreza, un destino cruel para alguien que había alcanzado la cima del éxito en su juventud.
Finalmente, Jaime Garza murió a consecuencia de las complicaciones por la diabetes que desde hace varios años lo aquejó y complicó otras situaciones médicas del actor.
El legado de Jaime Garza
A pesar de su doloroso final, Jaime Garza dejó un legado significativo en la industria del entretenimiento en México. Con más de cuatro décadas de trayectoria, su participación en cine, teatro y televisión es recordada con cariño por quienes disfrutaron de su trabajo. Entre sus proyectos más destacados se encuentran telenovelas como “Rosa Salvaje”, “Simplemente María”, y “El vuelo del águila”, así como su papel en la obra teatral “Equus”, que lo catapultó como uno de los actores más talentosos de su generación.
Además de su carrera artística, Garza es recordado por su relación con Viridiana Alatriste, la hija de Silvia Pinal, a quien consideró el gran amor de su vida. La trágica muerte de Alatriste en un accidente automovilístico en 1982 dejó una marca imborrable en el actor, quien nunca dejó de recordarla con profundo afecto.