Pese a que fue una de las estrellas que más se benefició del género de la sexy comedia mexicana, Sasha Montenegro tenía una opinión muy certera de lo que significaba este tipo de arte para la gente que era asidua de este.
De acuerdo con una entrevista que la actriz dio al periodista Ricardo Rocha, la integrante del cast de Bellas de noche sabía que muchas personas llegaban al cine empujados por el morbo, pero este fenómeno englobaba algo mucho más complejo.
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Sasha Montenegro sabía que el público quería verla sin ropa
La intérprete Sasha Montenegro aceptó que había sido muchos de los espectadores que iban a ver las películas en las que aparecía se veían alentados por verla sin ningún tipo de prenda encima; no obstante, durante sus shows privados le hacían diversos comentarios para hacerle ver que este tipo de cintas les evitaba la labor de pensar.
De esta manera, sus fanáticos le hacían ver que además de poder disfrutar de un buen rato, podían dejar atrás sus preocupaciones durante el rato que durara el metraje.
"Yo no estoy muy de acuerdo con ellas, a pesar de que ellas me dieron el éxito y la fama"
El éxito de este tipo de películas, apuntó la actriz Sasha Montenegro, se debió a un momento específico de la historia de México, así como a una necesidad del público para tener productos digeribles y fáciles de asimilar.
Durante esta conversación televisada en el programa Gente Grande en 1982, la intérprete aseguró que consideraba que este tipo de cine malacostumbraba a la gente y no formaban parte de lo que consideraba una buena forma de expresarse.
El motivo por el cual las siguió haciendo, dijo en ese entonces, fue que para ella significaban un negocio y además no se le abrían otras ofertas para encarnar algún personaje que fuera de relevancia para la historia cinematográfica.
La sexy comedia mexicana era un círculo vicioso
Los espacios para manejar algunas narrativas diferentes, contó, se dieron en el teatro, pero la verdadera fuente de ingresos se dio en las obras que tendían a subir el tono de sus historias para darle un toque adulto.
La línea para estas entregas, dijo, se dio gracias a un público que no era exigente y a productores que le siguieron el juego para mantener sus bolsillos llenos por medio del género tildado de manera peyorativa como cine de ficheras.
La situación, indicó, se convirtió en un círculo vicioso que no permitió la implementación de narrativas más complejas o que tuvieran mensajes más significativos.
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Tal era la molestia que sentía con el giro de las cintas en las que participaba, que no solía verlas y se quedaba únicamente con la experiencia que había cosechado en el set.
Esto no significó que en ningún momento le gustó participar en ellas, debido a que ella misma confesó que durante los primeros cinco años le parecía muy divertido aparecer en la pantalla para estas cintas.
"Claro, no son joyas de la cinematografía, tienen su valor en que están redituando fuertes cantidades de dinero".
Además de sentir que el desnudo en este tipo de situaciones le parecía algo violento, le incomodaba a la actriz es que estas cintas la hacían ver como una persona que no tenía la capacidad cognitiva para enfrentar problemas o abordar las cosas con inteligencia.