HOMENAJES

Amanda Miguel rinde homenaje a Diego Verdaguer, en el Auditorio Nacional

En la pantalla aparece Diego, hablando sobre el amor a la vida, a la música, a su esposa, a su hija; sobre su fe en la reencarnación y su deseo de ser recordado con ternura

ESPECTÁCULOS

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Amanda Miguel junto al fallecido cantante.Créditos: Facebook / Amanda Miguel

Amanda Miguel empieza a cantar esa canción que habla sobre un cuento creado sobre las bases del amor romántico, en el que existen reyes y reinas, pero que tras una “tormenta cruel” se descubre que no hay más que monstruos con corazón de piedra. No cantó sola, a su lado estaba “Chucho”, un niño cuya inocente interpretación de Castillos se volvió viral en redes sociales. Y ellos dos no estaban solos, había 10 mil voces que entendían que detrás de esa voz tierna, había una letra sobre sueños rotos. 

La cantante con su melena rizada y pintada de años y de experiencias está en el escenario del Auditorio Nacional para rendir un homenaje a su marido, el cantautor Diego Verdaguer, fallecido en enero de 2022. Y, valga decir, para celebrar su propia vida, resiliente, y que se mantiene de pie ante la ausencia, porque la vida es así, contínua. 

Usted, ¿qué haría?, Dónde brilla el sol, son las canciones que elige para iniciar el encuentro amoroso con la memoria de un amor. “Es un homenaje para él y para todos ustedes que lo amaron tanto”, dice la cantante, tomada de la mano de Ana Victoria Verdaguer. 

Dudas, Las pequeñas cosas, son los temas que permiten el lucimiento de su voz y el encuentro con su público que se mantiene a su lado desde los años 80, cuando cantar al amor dominaba la industria musical. 

Reaparece Ana Victoria para interpretar junto a su madre Quien de los dos será y El pasadiscos, dos de los temas más famosos del cantante argentino, nacionalizado mexicano, icono de la balada romántica y vendedor de millones de discos en America Latina. De pronto, con una voz de pecho, Amanda canta: “Y por lo visto ustedes no olvidan sus canciones”. El público le responde contundente. 

Ahora, toma el piano. “Mi esposo me la cantaba a mi y ahora se la dedico a él: Es así mi amor”.  Ella sonríe y suspira, es un manojo de emociones, un llanto contenido, una fuerza poderosa. 

“Fue el que más me cuidó, me ha dejado una gran responsabilidad; amaba mi música y mi voz, por eso es un gran compromiso seguir fuerte como siempre me quiso ver”, dice. 

(Créditos: Facebook / Amanda Miguel)

En la pantalla aparece Diego, hablando sobre el amor a la vida, a la música, a su esposa, a su hija; sobre su fe en la reencarnación y su deseo de ser recordado con ternura. 

El Auditorio aplaude y así, en pantalla, en las bocinas suena en su voz La ladrona. En el centro, un micrófono cubierto de flores. Ay, la ausencia. Y sí, hay ternura en todos los rincones del recinto. Misión cumplida. 

Diego aparece de nuevo en pantalla y unen su voz a la de Ana Victoria para interpretar Pídeme. 

Ahora, los clásicos: Mi buen corazón, Como un títere, Cosquillas en el pecho, El gato y yo, y Amanda da cátedra de potencia e interpretación. Su voz que conquistó a una generación ya no es la misma, sin duda, pero hoy tiene un magnetismo que pone de pie a sus admiradores. 

(Créditos: Facebook / Amanda Miguel)

Amanda elige Simplemente amor para unir su voz a la de Diego Verdaguer. La creación individual se vuelve colectiva cuando esa historia de amor ya no es sobre Amanda y Diego, sino sobre los 10 mil que han acudido al ritual de la experiencia de la música en vivo. 

Él vuelve a aparecer en pantalla, en tamaño natural para cantar frente a frente con ella, Fuiste tú, de Ricardo Arjona, un tema que explica Amanda que ya no alcanzaron a grabar juntos. 

Y después de Hagamos un trato, dos himnos al desamor femenino, dos invitaciones al desgarre de garganta y a cantar dos temas a las que cualquier sesión con Bizarrap les queda guanga: Él me mintió y Así no te amara jamás. La catarsis, no, no, no, no, no.

Y el gran final, con Diego de nuevo en el escenario, en una grabación de Volveré, con los coros de las mujeres de su vida. Y Amanda, finalmente, quiebra su voz en el verso sobre el fin de los días y la promesa del reencuentro.

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