Silvia Pinal llegó a los 92 años en este domingo 12 de febrero de 2023. Hablamos de una de las más grandes actrices que ha dado este país, admirada por distintas generaciones gracias a las piezas maestras que grabó durante su juventud, y los emocionantes proyectos que emprendió a lo largo de su vida.
Y a lo largo de esa increíble vida que tuvo, rodeada siempre de éxito, y conformando una de las más poderosas dinastías del entretenimiento en México, la Dinastía Pinal, tuvo momentos llenos de gran emoción, también polémicas que la perseguirán por siempre como una sombra, o capítulos históricos para la cultura en México.
Tal es el caso de la vez que conoció al muralista Diego Rivera, uno de los pintores con más reconocimiento en la historia del arte para la humanidad. Corría el año de 1955 cuando la actriz mexicana construyó su impresionante mansión en Jardines del Pedregal, al sur de la Ciudad de México.
El arquitecto fue Manuel Rosen Morrison, quien era uno de los más cercanos amigos y colaboradores de Diego Rivera, por lo que presentó a ambas personalidades en un estudio de San Ángel. La reunión tuvo como resultado la planeación de un retrato histórico y muy costoso hoy por hoy.
La propuesta era hacer un a pintura al desnudo, pero Silvia Pinal quería algo de gran elegancia y buen gusto para tener en su nueva casa. Finalmente quedaron en que se haría una pintura a la altura de una diva del entretenimiento, quien ya figuraba como una de las preferidas por el público mexicano.
Se conocen algunos detalles del encuentro. Por ejemplo, que el vestido usado por Silvia Pinal fue confeccionado por Tao Itzé, quien vestía solamente a los grandes del espectáculos. Se trata de una pieza negra entallada, con un atrevido escote en U y otro en la espalda mucho más pronunciado.
Ese cuadro sigue expuesto en su casa, y luego de que Diego Rivera muriera, se convirtió en una de las piezas más costosas de la actriz. Aunque actualmente no existe una valoración exacta, los expertos en arte han llegado a valorarla hasta en 58 millones de pesos, más de 3 millones de dólares.
Dicha pieza podría retornarle a Silvia Pinal una inversión de cero pesos. Así es, Diego Rivera decidió que le regalarsela una vez que terminó la sesión. Desde entonces, se convirtieron en grandes amigos, y ella siempre lo describió como alguien interesante, y quien contaba historias ingeniosas.
"Y yo seguía pensando... Es Rivera, Silvia, es Rivera... ¿aceptará abonos? Dios, ¿cuánto me va a a cobrar, cuánto costara?", escribió en el libro que contiene sus memorias, "Esta soy yo, Silvia Pinal".
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