TELEVISIÓN DE LOS 60

Fred Gwynne y el infierno de interpretar a Herman Munster en la televisión de los 60

El actor fue uno de los protagonistas del drama familiar, pero esto lo llevó a arrepentirse del papel

ESPECTÁCULOS

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El actor estuvo a punto de rechazar el papel por el cual es más reconocidoCréditos: Especial

Fred Gwynne saltó a la fama internacional gracias a su papel de Herman Munster durante los años 60. Aunque la serie familiar The Munsters, mejor conocida en Latinoamérica como La Familia Monster, duró solamente dos temporadas, bastó para que sus participantes quedaran inmortalizados para el público. 

Durante los 70 episodios que dura esta producción, el actor se encargó de encarnar a un padre que servía como una parodia del monstruo de la novela Frankestein, escrita por la autora Mary Shelley. En lugar de atormentar a los habitantes de un pueblo, Herman era un devoto padre de familia con apariencia peculiar. 

La excéntrica familia padecía de los mismos dramas que vivía la población de entonces, ya que el patriarca de esta solía salir todos los días para llevar el pan a la mesa, mientras sus hijos iban a la escuela, su esposa se dedicaba al hogar y el abuelo tenía por pasatiempo tratar de generar más dinero. 

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La maldición de Gwynne

Fred Gwynne comenzó su carrera como actor cuando se unió a una compañía de teatro en 1951, oficio al que se dedicó de lleno cuando dejó su trabajo como redactor publicitario en 1952. Participó en diversas obras hasta que dos años después se le permitió saltar al cine con la película Oscar On the Waterfront, donde interpretó a un personaje que no fue colocado en los créditos. 

Este papel fue determinante para que los escritores de televisión quisieran usarlo para sus proyectos, debido a que vieron en su altura (un metro 96 centímetros), un factor que podría causar la risa del público.

Esto lo llevó a protagonizar The Munsters en 1964, serie que culminó en 1966. Pese a que durante los años que interpretó al papá de los Munster, cuando finalizó la historia terminó por verlo con otros ojos, debido a que esto lo encasilló. 

Tuvo la oportunidad de escaparse de ese estigma. Su exesposa Foxy Gwynne aseguró que el actor estuvo a nada de rechazar el papel, ya que no le agradaba del todo la historia, pero al final lo convenció el dinero que le ofrecían para hacerlo. 

Con los años el intérprete terminó por amar al Herman gracias a los retos que le ocasionaba el hacer a un personaje tan complicado tanto por la movilidad, como por su forma de presentarse al público. 

Sin embargo los más de 22 kilogramos de maquillaje y vestuario que lo hizo un ícono comenzaron a hacer que sudara de manera intensa, razón por la cual comenzó a tomar pastillas de sal para evitar la deshidratación. 

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El peso del equipo que llevaba a cuestas también lo hizo tener problemas de espalda, los cuales contrastaron con la pérdida de peso alarmante que comenzó a experimentar. 

Por si fuera poco, la serie dejó de ser un reto para él cuando los guionistas comenzaron a escribir de manera perezosa, lo que lo obligó a repetir chistes y situaciones.

Herman no solamente fue la forma en la que saltó a la fama, sino que también se convirtió en su monstruo personal, ya que los  productores dejaron de ofrecerle trabajo debido a que consideraban que la gente podía reconocerlo aún sin su disfraz. 

"Su nombre aparecía para un papel y decían: "Oh, vamos. ¿Herman Munster para eso?, ¿estás loco?"", dijo su esposa en un entrevista. 

Pasaron tres años para que el actor volviera a ser contemplado para reemplazar al actor Boris Karloff, quien salió de la serie Arsenic and Old Lace. Tras esto regresó a sus raíces en el teatro, donde cosechó éxitos con un bajo perfil alejado de Hollywood. 

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