Entre los actores que interpretan a los villanos de las películas, series y telenovelas hay una constante: sin son buenos haciendo su trabajo, habrá alguien entre el público que los odiará inclusive en la vida real. Ejemplos de estos hay muchos, pero pocos como el de Jorge Arriaga o el de Enrique Rocha, quienes recibieron agresiones fuera del set por lo que hacían en los escenarios.
Pese a que participó en más de 100 películas, la mayoría de ellas grabadas durante la época dorada del cine mexicano, la gente suele recordar a Arriaga como "El Tuerto", personaje de la película Nosotros los pobres y en Ustedes los ricos.
Las fechorías de este personaje dentro de la cinta son varias, pero la que marcó a una generación fue la de quemar la casa de Pepe "El Toro", el cual fue interpretado por Pedro Infante.
El resultado de esta acción en la historia terminaba con la muerte de "El Torito", hijo del boxeador, quien al ver al niño calcinado entre sus brazos soltó varios alaridos en una escena que resonó tanto que es considerada una de las piezas fundamentales del director Ismael Rodríguez y del cine de oro.
Cierto día que el intérprete se encontraba en Puebla fue rodeado por un grupo de personas que lo había identificado. El odio que sentían por el hombre fue tal que comenzaron a arrojarle piedras, mientras que algunos pretendían golpearlo com escarnio a lo ocurrido entre él y el personaje de Pedro Infante.
Al lugar tuvieron que llegar varios policías, quienes separaron a la gente del intérprete para salvarle la vida. Pese al disgusto de la población, Jorge pudo seguir con su existencia y continuar con su vida hasta 1973, cuando sufrió un paro cardiaco.
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Enrique Rocha padeció algo similar
Con menos intensidad, pero en una situación similar vivió Enrique Rocha, quien en 1999 se encargó de encarnar a Lucio Fernández, el antagonista principal en la telenovela infantil Serafín.
De acuerdo con diversas entrevistas que dio el actor, era frecuente que cuando caminaba por la calle los niños le temieran y se ocultaran de él. Incluso, antes de que muriera contó que un pequeño se acercó a él y le arrojó una piedra mientras no lo estaba viendo.
Estas acciones eran parte de la popularidad que había cosechado como el malo de la historia que se dividió en el drama y en una película posterior.
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En la telenovela Lucio era un agente del Diablo que tenía la misión de eliminar todo el amor que hay en la Tierra, por lo que debía destruir a los niños y a los ángeles que se encontraban en el mundo. Aunque el villano es vencido al final, pasaron varios meses para que los niños que veían al actor dejaran de reaccionar de forma negativa ante su presencia.
No todo eran malas noticias para él, ya que algunos menores le pedían que hiciera la particular risa del personaje y hasta le pedían autógrafos.
Para fortuna de Rocha, ningún niño fue tan grande como para poner su vida en peligro tal y como sucedió con Jorge Arriaga, pero ambos pudieron presumir durante años que su trabajo era tan bueno que hacía olvidar a la gente que se trataba de ficción.