Olga Breeskin fue una diva mexicana considerada un sex symbol de la década de los setentas, temporada en la que su exitosa carrera vio florecer sus mayores triunfos, a los cuales llegó derivado de su belleza y talento musical.
De hecho, fue considerada como una de las vedettes mexicanas más exitosas de su época. Aunque pocos saben que fue su talento musical el que la llevó a los clubes nocturnos.
Hija del violinista y director de orquesta ruso, Elias Breeskin, Olga y su hermano heredaron el gusto por el violín de su padre, afición que más tarde les permitiría sostener a su familia, pues fue hasta después de un largo camino por restaurantes y bares, que finalmente Olga saltó a la pantalla chica en un comercial de Televisa.
A partir de ahí los éxitos no pararon por varios años, con lo cual Olga Breeskin se posicionó como uno de los rostros más bellos de la época, protagonizando diversas películas, siendo la más exitosa "Nora la rebelde".
Tras mudarse a Las Vegas en EU, Olga Breeskin comenzó a desaparecer poco a poco de los reflectores y después de enfrentar la muerte de su madre, se refugió en la religión.
Fue así que después de una vida de adicciones, la vedette mexicana se convirtió al cristianismo, lo cual según ha afirmado que la salvó de la muerte.
Actualmente, Olga Breeskin sigue tocando su violín, sólo que ahora lo hace en las iglesias y reuniones cristianas, donde suele compartir su experiencia con la devoción a Dios.
Tras la publicación del libro “Emma y las otras señoras del narco” escrito por la periodista Anabel Hernández, la legendaria violinista confirmó que era posible que hubiera participado en eventos con narcotraficantes.
Fue así que en entrevista para De Primera Mano, la artista reveló ella creía que sí pudo "llegar a actuar en casa de mal portados", aunque nunca estuvo sola en esas experiencias.
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