Samuel L. Jackson es reconocido como el maestro o casi dueño de la palabra motherfucker, una de las groserías más fuertes que hay en el inglés; sin embargo, lo que pocos saben es que esta maldición lo hizo superar uno de sus más grandes problemas.
Hoy en día, el actor reconoce esta situación y agradece que este insulto haya llegado a su vida para afrontar un efecto del habla que desarrolló durante la infancia.
En una entrevista que realizó con Nowthis Entertainment para promocionar la película Glass, la cual coestelarizó con Bruce Willis y James McAvoy, el actor fue cuestionado sobre cómo esta maldición llegó a su vida.
De acuerdo con el intérprete de que encarna a Nick Fury, cuando era niño sufría bullying por parte de otros niños. Esto lo llevó a tartamudear de manera constante.
Esto, lejos de parar las críticas, hizo que los que estaban a su alrededor se burlaran aún más de él. Sin saber que hacer, el futuro actor dejó de hablar un año completo para evitar se blanco de cualquier comentario.
Sin embargo, un día, harto de la situación, dijo la grosería e inmediatamente pudo enunciar la palabra que quería sin mayores dificultades. Esta serie de letras dichas en público lo hicieron descargar lo que sentía y poder expresarse mejor.
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Se convirtió en su sello
Esta palabrota no se convirtió únicamente en su salida para poder hablar mejor, sino también en una herramienta que forjó su confianza para hacer lo que se propusiera.
Eventualmente se convirtió en actor. Primero por casualidad y después como un chiste interno dentro de la industria, esta grosería fue colocada en sus diálogos, al punto que se convirtió en su sello principal.
Pese a que ha aparecido en más de 100 películas, la pronunciación de esta palabrota en películas no ha sobrepasado las 30 ocasiones; sin embargo, los fans identifican claramente como la dicen e incluso hay recopilaciones de estos momentos en YouTube.
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