Dentro del Cine de Oro una de las participaciones más importantes fue la de los integrantes de la Dinastía Soler, conformada por un grupo de hermanos que entregaron su vida a la industria. A pesar de que todos los miembros de la familia eran respetados debido a sus diferentes trabajos en la pantalla grande, hubo uno que llamó la atención por sus extrañas aficiones.
La destacada familia de intérpretes estaba formada por Fernando, Andrés, Domingo, Julián y Mercedes, siendo esta última la única mujer que quiso ser parte del entretenimiento, ya que sus hermanas Irene, Gloria y Elvira, prefirieron mantenerse alejadas de los escenarios; además la actriz tuvo un hijo que rechazó ser parte de la Dinastía.
Los 'Hermanos Soler' compartieron créditos con grandes figuras de la época, como Pedro Infante, Mario Moreno 'Cantinflas', María Félix, Gloria Marín, entre muchos más. Además, apoyaron a la industria creando una escuela que catapultó a varias estrellas, la cual fue conocida como la Academia de Arte Dramático de Asociación Nacional de Actores (ANDA) y fue dirigida por Andrés.
Andrés Soler y su pasión por el cine
Andrés Díaz Pavía, nombre real del actor, nació el 18 de noviembre de 1898 en Saltillo, Coahuila y fue hijo de los intérpretes Irene Pavia Soler y Domingo Díaz García, quienes se dedicaban al teatro y constantemente hacían giras por toda la República Mexicana y Estados Unidos.
Por esa razón, desde muy pequeño se involucró con la industria del entretenimiento, de hecho formó un grupo con sus hermanos Fernando, Irene y Domingo, llamado 'Cuarteto Infantil Soler', en el cual cantaban, representaban pequeñas obras y realizaba actos cómicos.
A pesar de que empezó en las marquesinas desde muy joven, no fue hasta sus 37 años que hizo su debut en el cine en la película 'No matarás', protagonizada por a Adriana Lamar y Ramón Pereda. Desde ese momento tuvo un rápido acenso al estrellato y logró trabajar en más de 190 películas, destacando 'Doña Bárbara', estelarizada por María Félix y 'Los tres alegres compadres' con Jorge Negrete y Pedro Armendáriz.
Su pasión por la actuación lo llevó a hacer cine, teatro, radio y otros medios, y aunque en todos los rubros tuvo mucho éxito, sus actividades se interpusieron en su vida personal, ya que nunca pudo formar una familia, pues de acuerdo a sus propias declaraciones “El hombre se casa cuando no tiene algo importante que hacer, y como yo siempre he estado muy ocupado".
Las extrañas aficiones de Andrés Soler
Aunque el actor dedicaba la mayoría de su tiempo al arte, solía tener extrañas aficiones que llamaron la atención de sus seguidores, como por ejemplo su colección de figurillas, pero no de cualquier tipo, sino de elefantes. En una entrevista Andrés Soler confesó que tenía dos mil 888 piezas con la imagen de este animal.
Coleccionar figuras del mamífero gigante no era lo único que hacía, pues también reveló que tenía una gran pasión por la cerámica, aunque de ésta no dio detalles de cuántas piezas logró reunir en su acopio secreto.
Los objetos fueron solo un pasatiempo de adulto, pues durante juventud tenía una afición por la fiesta brava y los toros, sin embargo, esta obsesión disminuyó cuando uno de éstos los animales lo lastimó gravemente. “Fue aficionado a la fiesta brava hasta que un novillo me dio un puntazo del cual conservo la cicatriz. Me sigue gustando la fiesta", reveló durante una conversación en 1965.
Andrés Soler pocas veces obtuvo protagónicos en el Cine de Oro, pero fue considerado el mejor actor de reparto de la industria. Se mantuvo activo hasta que a los 70 años, cayó en estado de coma y días después, 26 de julio de 1969, murió debido a una trombosis cerebral.
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