EL MUNDO DEL DERECHO

Hace ya 30 años

Banco de México fue fundado en 1925. Con el virtuoso propósito de contar con una estabilidad de precios, se estableció en México un novedoso marco constitucional y legal con las siguientes premisas

EL MUNDO DEL DERECHO

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Créditos: El Heraldo de México

Banco de México fue fundado en 1925, siendo Presidente de la República Plutarco Elías Calles, pero cobró autonomía hasta abril de 1994, siendo Presidente de la República Carlos Salinas de Gortari, y bajo el liderazgo de Miguel Mancera Aguayo, uno de los banqueros centrales más destacados de nuestro país y del mundo, último Director General y primer Gobernador del Instituto Central.

Su autonomía fue parte de la tendencia internacional de la época de aislar a las autoridades monetarias de los vaivenes políticos y coadyuvar al sano desarrollo de los países, o como lo dice literalmente nuestra Carta Magna: “…fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al Estado.”. Lo anterior, tras haber observado graves y prolongados fenómenos inflacionarios que llevaron a la ruina a millones de personas, ocasionados mayormente por el abuso y la negligencia de políticos en el poder al “echar a andar la maquina de emitir billetes” sin ningún tipo de recato ni diligencia al gobernar.

Así, con ese virtuoso propósito de contar con una estabilidad de precios, se estableció en México un novedoso marco constitucional y legal con las siguientes premisas:

- El Estado debe contar con un banco central, persona de derecho público con carácter autónomo.

- Su objetivo prioritario es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello el desarrollo de México.

- Sus finalidades son dotar a la economía de México de moneda nacional, procurar el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento del sistema de pagos.

- Ninguna autoridad puede ordenarle conceder financiamiento.

- Su conducción está a cargo de la Junta de Gobierno, con integrantes designados por el Presidente de la República con la aprobación de la Cámara de Senadores o de la Comisión Permanente, según corresponda, y que además: desempeñan su encargo por periodos con una duración y escalonamiento que suman al ejercicio autónomo de sus funciones, es decir, que no coinciden con la duración del periodo presidencial; sólo pueden ser removidos por causa grave y no pueden tener ninguna otra ocupación, con excepción de las que actúen en representación del propio banco central y de las no remuneradas en asociaciones docentes, científicas, culturales o de beneficencia, y, en congruencia con el carácter público del banco central y de su alta responsabilidad, pueden ser sujetos de juicio político.

Sin duda alguna, la autonomía del Banco de México fue un paso fundamental para lograr una económica nacional más estable y poder transitar a una realidad próspera para una amplia mayoría de mexicanos. Mantengamos este gran legado y pilar institucional con el que México cuenta y enfoquémonos en crecer y estrechar diferencias, asignaturas pendientes y de urgente atención.