COLUMNA INVITADA

Navegando por los desafíos hacia el éxito profesional de una futura abogada

"Ser mujer por ningún motivo debiera impedir cumplir con el sueño de convertirnos en una gran profesional"

EL MUNDO DEL DERECHO

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La aceptación en el mundo sobre los desafíos existentes para el crecimiento profesional de la mujer nos permite entender las barreras y atacarlas adecuadamente para lograr ser capaces de sobresalir Créditos: Especial

Hoy, como todos los lunes, me levanté para ir a dar clases de Derecho a mis alumnos de sexto de preparatoria. Ahí, en el salón de clases, mientras pasaba lista, repasaba en mi mente la clase que había preparado para explicarles la importancia de entender la aplicación del Derecho en la vida misma sin importar la carrera en la que hayan decidido incursionar. Sin duda, mi idea principal para esta clase se centraba en hacerles ver que el Derecho es una carrera muy completa y cuyas bases son tan sólidas que aun sin haber decidido ser abogado, era de suma importancia entender su aplicabilidad en la vida diaria, su objetivo primordial de normar la vida en sociedad y cuyo fin último se resume, según varios tratadistas, en buscar la equidad y la justicia social.

Mis pensamientos y el repaso interno de mi clase fueron interrumpidos por la pregunta de una de mis alumnas que comentó lo siguiente:

“Mi idea es estudiar derecho, sin embargo, ¿siempre he tenido la duda de entender los verdaderos retos que enfrentan las mujeres abogadas en el medio y en el camino de buscar un crecimiento profesional dentro del mundo legal?” ….

Al escuchar su pregunta, me parecía evidente que ella esperaba que, a través de mi respuesta, pudiera tener mayor claridad sobre los posibles desafíos a los que se enfrenta una mujer que decide ser abogada en la actualidad. Por otro lado, me parecía que también en su cabeza cabía la posibilidad de decidir no convertirse en abogada por el sentimiento de duda e incertidumbre sobre lo que como mujer se podría enfrentar si decidía incursionar en un mundo que hasta la fecha ha sido dominado principalmente por hombres.   

¿Si mi alumna supiera lo complicado de esta pregunta y lo difícil que de un momento a otro estaba siendo poner en claro mis ideas para poder estructurar una respuesta adecuada para abordar este tema?, sobre todo considerando que aun frente a los desafíos que existen para que la mujer se pueda desarrollar profesionalmente, es una época en donde la mujer, a través de la lucha constante, ha adquirido mayor fuerza para luchar por sus ideales y no nos achicamos ante la duda de poder enfrentar dificultades para buscar perseguir nuestros sueños...

Sin lugar a duda, mi respuesta tendría que poder explicar lo que varias mujeres como yo habíamos tenido que vivir o sobrellevar para superar diferentes desafíos y barreras de género que aún existen en el mundo corporativo legal y que ciertamente nos han hecho más difícil a las mujeres, pero no imposible, el alcanzar el éxito en un mundo tan competitivo y en donde, al menos en México, hasta hoy, ha sido dominado por los hombres. Desafíos que inicialmente no son más que la consecuencia misma de vivir en una sociedad que ha adoptado ideas preconcebidas sobre el rol que la mujer debe adquirir en la sociedad mexicana como la principal responsable de la crianza de los hijos y el cuidado de la familia en el hogar, coartando con estos conceptos la posibilidad y/o libertad de la mujer de decidir incursionar libremente y sin culpa en el ejercicio de una profesión y de buscar como uno de sus objetivos de vida el éxito y reconocimiento profesional.

Sin más, decidí ir contestando la pregunta en partes y tomando como referencia únicamente mi experiencia como mujer abogada activa en el ejercicio de la profesión, dando así paso a todas esas ideas que se me venían por borbotones en la mente, buscando alguna forma eficiente para poderlas acomodar.

En primera instancia decidí, hablar de los desafíos que enfrenta toda mujer desde el momento en que entra en las aulas de la facultad de derecho y hasta el momento en que empieza a ejercer la profesión de abogado.

Como ya lo dije, me parecía también evidente que en mi respuesta no podía dejar de lado aquellos desafíos adicionales que se van presentando y sumando a la lista de retos que tenemos que sortear, en el caso de que la mujer abogada decida, posteriormente, combinar su vida profesional con la personal y que surgen principalmente al momento de tomar decisiones de vida como el de ser madre y continuar desarrollando una vida como profesionista. 

No cabe duda que tristemente estos son desafíos que no son ajenos a los que enfrentan, en menor o mayor medida, aquellas mujeres que deciden incursionar en cualquier ámbito del mundo profesional, que nuevamente no son más que la consecuencia del sesgo cultural en donde se le ha asignado un rol a la mujer dentro nuestra sociedad.

Fue así como trate de enlistar lo que yo consideraba como los principales desafíos iniciales a los que se enfrenta una mujer que decide incursionar en el mundo profesional, en este caso el legal y que se podrían resumir en el trabajo y lucha constante que las mujeres deben hacer para:

Romper con aquellas ideas preconcebidas y expectativas sobre la profesionalidad de la mujer y los roles que arbitrariamente le han sido impuestos dentro de la sociedad.

Buscar un mejor entendimiento de los roles asumidos por la mujer en la actualidad y asimilar la evolución de la mujer hoy en día no solo como responsable del hogar, sino también en la búsqueda de su independencia y en su participación como proveedora y contribuyente en la economía familiar.

La constante lucha por el reconocimiento de los derechos de la mujer en la vida laboral, aunado a la falta de equidad de la mujer, tanto por lo que respecta a la igualdad de oportunidades,  como en el tema de la existencia de una inminente brecha salarial y por ende, el entendimiento del  ÉXITO de la mujer como profesionista, situación que se ve reflejada en la falta de representatividad de la mujer en posiciones claves y por lo tanto en la toma de decisiones relevantes dentro de despachos y departamentos jurídicos de grandes corporativos.  

Evidentemente esto último es un factor importante en la falta de participación de las mujeres, que se vive hoy en día, en la toma de decisiones de aspectos relevantes de un país, temas de paz, administración de justicia y específicamente en la participación en la reforma de leyes o promulgación de ordenamientos jurídicos que permitan el reconocimiento de derechos adicionales o equitativos para la mujer.

Honestamente no puedo dejar de comentar que mientras pensaba en todo esto, me entristecía darme cuenta que, por lo que al mundo laboral se refiere y sin ser el mundo de la abogacía la excepción, lo anterior ha hecho necesario entre muchas otras cosas la implementación de alguna que otra medida como el establecer las famosas cuotas de representatividad de mujeres en empresas y consejos. Regla que, desde mi punto de vista, al igual que otras impuestas recientemente para fomentar la participación de la mujer en posiciones claves, se han convertido en una forma rápida, más no eficaz de solucionar el problema, ya que con ellas se resta el valor y los méritos de la mujer para poder ocupar estos puestos basados en su capacidad y preparación y que al final no atacan el problema de raíz, el “cambio cultural”. 

Habiendo dicho lo anterior, no dejo de reconocer que por algo se debe empezar para lograr cambiar dicho tema cultural y de aceptación del rol de la mujer en la vida laboral y que si bien no me encantan dichas medidas han sido necesarias para al menos empezar a cambiar los números y porcentajes de representatividad en las empresas, así como aumentar y fomentar temas de inclusión y diversidad en el mundo laboral. En definitiva, me queda claro que, a las mujeres, o por lo menos a mi, nos gustaría ver implementadas medidas mucho más eficaces para cambiar la apreciación social de la participación de la mujer en el mundo profesional, medidas que además implican, dentro de muchas otras cosas, el cambio de algunas de las leyes que regulan derechos y obligaciones laborales, dando mayor reconocimiento e igualdad de beneficios, prestaciones y oportunidades laborales a la mujer.

Otro de los temas que se me venía a la mente como parte de mi respuesta, era sin lugar a duda el tema de “Barreras de Genero” que además conllevan a un desafío adicional que es la tan sonada y conocida Brecha Salarial.  Efectivamente, conceptos que de forma increíble aún existen en esta época y en donde la profesión del abogado lamentablemente no es la excepción. Pensándolo bien y buscando ser más explícita en mi apreciación, creo que aún estamos en pañales en este tema y todavía no podemos considerar a la abogacía como una profesión referente en temas de género e inclusión y es evidente que aún no conseguimos un porcentaje importante de mujeres ocupando la posición de Socias en los despachos, al menos locales.

En conclusión, dentro de mi cabeza las principales dificultades que se pueden observar las encontramos en temas como:

a) sesgo de género,

b) desigualdades salariales y

c) lucha constante de la mujer por encontrar el equilibrio adecuado entre la vida laboral vs la vida y desarrollo personal, sin que ello lleve consigo una penalización en su capacidad de desarrollo profesional.

Es evidente que estas dificultades, han hecho que para cualquier mujer aspirante a ser abogada sea más difícil alcanzar un verdadero concepto de “igualdad de oportunidades” que aun, a pesar de todos los esfuerzos por parte de las mujeres, no podemos y estamos aún lejos de lograr.

Sorprendentemente me doy cuenta de que la hora de clase se estaba consumiendo prácticamente en el desahogo de mi entendimiento del tema y la discusión que se había desatado sobre el mismo dentro del salón, tema que de alguna manera debía concluir antes de que sonara la chicharra anunciando el cambio de clase.  Es así como por último empiezo a explicar la parte final de mi respuesta en donde mi intención era hacer notar que, si bien existen todas las dificultades antes mencionadas, las mujeres no debemos perder de vista que el mundo está cambiando y que las jóvenes de hoy en día vienen con mucho más entusiasmo y deseo de demostrar lo que la mujer puede lograr y que además hoy existen estrategias y/o herramientas que podemos o, más bien, es nuestro deber implementar, para superar y cambiar los obstáculos que hoy enfrentamos para lograr un crecimiento profesional y para así alcanzar una igualdad de oportunidades en ésta profesión.

Dicho lo anterior, consideró que como mujeres debemos entender y aceptar que las dificultades y obstáculos lamentablemente existen, y que, por ende, hoy es responsabilidad y obligación principalmente de la mujer el luchar para se nos reconozca el derecho al crecimiento y desarrollo profesional.

Es también importante buscar dejar claro que como mujer SI existe la posibilidad para que las abogadas superen los desafíos que por un tema de género dicha profesión aun representa, en el entendido que, hoy por hoy, somos nosotras mismas un factor determinante e importante para lograr cambiar estos conceptos, conceptos que efectivamente nos mantienen en un camino difícil de transitar, pero no imposible de sobrepasar y lograr así el posicionamiento de las mujeres en posiciones de alta dirección y la c-suite y convertirnos en referente en el ejercicio de la profesión legal.

Habiendo dicho lo anterior, mi interés era poder concluir mi respuesta poniendo énfasis en las siguientes observaciones personales:

La mujer no solo tiene la capacidad, sino el derecho a desarrollarse en cualquier ámbito profesional, reconociendo que aún existen varios obstáculos que debemos superar y/o cambiar, pero que, sin embargo, la duda o el miedo ante la existencia de estos retos NO nos puede o debe limitar nuestro deseo de crecer y mucho menos debe ser por ninguna manera un factor determinante en la decisión de que queremos estudiar o a qué nos queremos dedicar. Un ejemplo de ello son las jóvenes abogadas que hoy en día incursionan en mayor número en la facultad de Derecho y que constantemente demuestran su capacidad y su interés de hacerse notar en esta profesión.

La mujer no solo debe tener una posibilidad y oportunidad de crecer en el mundo legal, sino que, como cualquier ser humano, tiene el mismo derecho para explorar y ser considerada de manera equitativa en este ámbito.

Hoy, sigue siendo una realidad que las mujeres abogadas aún enfrentan un camino empedrado y empinado hacia la búsqueda del éxito profesional y la igualdad de oportunidades.  Las barreras de género, la brecha salarial, las percepciones culturales aún arraigadas en la sociedad, el tradicionalismo sobre los roles conferidos a la mujer, entre otros, siguen representando un desafío importante para la mujer, en especial para las abogadas y existe aún un camino largo que recorrer y un gran trabajo que hacer para romper las falsas creencias y conceptos antiguos y obsoletos sobre el desarrollo y capacidad de una mujer a nivel profesional.   Es evidente que la mujer abogada está recorriendo un importante camino para lograr que se cambien perspectivas y se le de reconocimiento, estos cambios incluyen la modificación de aspectos relevantes de la ley misma.

Existen estrategias y herramientas para desafiar las creencias sobre la capacidad y el lugar que puede ocupar la mujer abogada en nuestra sociedad. La adecuada implementación de estas herramientas depende, en gran medida, de que la mujer no claudique en dar pasos firmes y contundentes hacia un cambio cultural y un reconocimiento de nuestro derecho a tener Igualdad de Oportunidades en el mundo laboral.  

La aceptación en el mundo sobre los desafíos existentes para el crecimiento profesional de la mujer nos permite entender las barreras y atacarlas adecuadamente para lograr ser capaces de sobresalir en el mundo corporativo sin tener que luchar contra corriente o ser juzgadas injusta y erróneamente por nuestro deseo de buscar un crecimiento. Conceptos como igualdad y diversidad son conceptos que deben ser incluidos como parte de las leyes de nuestro país, así como de las políticas de cualquier empresa, siendo hoy en día las mujeres las principales embajadoras de dicho cambio. Debemos demostrar que esto no solamente implica un beneficio para las mujeres, sino también para la profesión misma, generándose así beneficios sociales y económicos evidentes que ya han sido estudiados y reportados por las empresas más importantes de consultoría a nivel mundial.

Finalmente, el reconocimiento de mujeres valiosas en el medio de la abogacía, no solo por los hombres, sino por las mismas mujeres, es de suma importancia para poder motivar a futuras generaciones de abogadas a seguir por el camino del Derecho y a reconocer que el éxito no es solo una posibilidad, sino una realidad a la que pueden y deben aspirar. Realidad que debe ir únicamente ligada a la capacidad y la preparación constante del ser humano, sin importar el género. El apoyo de las mujeres hacía otras mujeres es clave para hacer un cambio cultural sobre la idea de que el peor enemigo de una mujer es otra mujer, y que de la unión de las mujeres podremos crear herramientas eficientes para derrumbar éstas barreras como lo son, la creación de redes sociales de apoyo entre mujeres, estrategias de defensa del concepto de igualdad de oportunidades por las razones y conceptos correctos y, finalmente, la determinación constante e incansable de demostrar que la mujer merece y tiene derecho a romper ese techo de cristal que se nos ha impuesto arbitrariamente.

Al escuchar la chicharra y antes de dejar el salón de clases, que sin duda ese día me dejó mucho en que pensar, cierro la respuesta a mi alumna haciendo énfasis que si bien efectivamente las mujeres abogadas están enfrentando aún desafíos y barreras de género en el ejercicio de la profesión, es un hecho también que hoy, las mujeres abogadas y en particular las jóvenes aspirantes a serlo, están siendo una parte activa y muy importante para transformar conceptos e ideologías de la sociedad misma y lo más importante están siendo las nuevas y futuras escritoras de la ley en estos temas, buscando con ello un panorama más equitativo y prometedor para toda aquella mujer que como ellas se puede encontrar frente al deseo y ganas de estudiar o no la tan hermosa carrera de Derecho

Ojalá con esta respuesta haya podido transmitir que hoy en día las mujeres somos capaces de incursionar en cualquier carrera y profesión, que las dudas sobre lo que quiero o no estudiar no deben estar siendo motivadas por un tema de género, lo cual se está viendo reflejado en el gran número de mujeres jóvenes aguerridas que hoy están incursionando en esta carrera.

Ser mujer por ningún motivo debiera impedir cumplir con el sueño de convertirnos en una gran profesional, y que por el contrario esas barreras sirvan para ser motivadoras del cambio.