Por Blanca Ivonne Olvera Lezama
Twitter @ivonne_olez
La inequidad entre los géneros ha tenido como consecuencia la creación de estereotipos en la formación y crianza de los seres humanos. Les son asignadas actividades a las mujeres y a los hombres, determinando desde el uso de tipo de colores, vestimenta, lenguaje, actividades lúdicas, labores del hogar, trabajo, educación y la crianza de los hijos.
A las mujeres se les han limitado las oportunidades de educación y laborales frente a los hombres a quienes, al instituirlos como los proveedores del hogar, tienen oportunidades de educación y laborales. Ellos reciben un pago y, con ello, una seguridad económica que muchas mujeres en pleno 2023 todavía carecen.
En la vida diaria, constituye rituales que conforman la cultura en las poblaciones. Existen infinidad de prácticas de este estilo, pero sólo haré referencia a algunas: la virginidad en las mujeres antes de casarse, que determina su valor como si se tratara de un objeto, forma parte de los usos y costumbres de los países; la mutilación vaginal se concentra en cerca de 30 países de áfrica y de oriente medio y asia meridional, así como algunos países asiáticos (india, indonesia, irak y pakistán) y algunas pequeñas comunidades de latinoamérica. Asimismo, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en europa occidental, en norte américa, australia y nueva zelanda.
También somos testigos de la venta de niñas para matrimonios infantiles, que ocurre en méxico, donde tres de cada diez niñas de 10 a 15 años en comunidades indígenas de guerrero, oaxaca y chiapas siguen siendo vendidas por usos y costumbres y para matrimonios forzados.
No son casos aislados, sino una práctica cotidiana en sus entornos. El valor de la vida de una mujer se considera inferior al de un hombre. Una prueba es el infanticidio femenino que se lleva a cabo en países como india y china, en que los habitantes prefieren concebir hijos hombres, que hijas mujeres.
Otro ejemplo cultural está en el lenguaje: la real academia española impuso las reglas de un lenguaje masculino, al estar constituida desde 1713 sólo por hombres. Fue hasta 300 años, después en 1978, que una mujer formó parte de esta academia. Hoy hay 11 mujeres y 486 académicos hombres, totalmente inequitativo en materia de género. Por ello, no podemos considerar el lenguaje español universal y neutro, ni mucho menos incluyente. Apenas empieza ese camino.
Violencia contra las mujeres, un problema de derecho
Las diferencias culturales entre los géneros y los estereotipos han colocado a la mujer en una situación de desventaja frente al hombre. Históricamente el hombre es el que tiene el poder en la toma de decisiones, y han sido ellos quienes deciden sobre las mujeres en el ámbito del hogar en el mundo.
También han sido los hombres quienes han establecido las reglas, traducidas en leyes. Las leyes estaban hechas por hombres. Las leyes dictaban que las mujeres no podían decidir sobre cualquier cosa, incluso sobre la crianza o número de hijos. Ellas estuvieron bajo la tutela de los hombres y, sólo con el consentimiento de su padre, esposo u hombre de su familia, podían realizar ciertas actividades.
Así fue como los hombres establecieron la creencia de que las mujeres eran de su propiedad y que las pueden tener, comprar, usar y desechar. Esta creencia generó violencia contra ellas.
Las mujeres comenzaron a luchar por la igualdad entre géneros, logrando adquirir derechos: a trabajar, a tener patrimonio, a estudiar y a votar... Fueron ganando espacios en los ámbitos sociales, económicos y políticos.
La violencia contra las mujeres constituye un problema de derecho cuando es el derecho, a través de las leyes, el que tiene que regular y sancionar las acciones violentas hacia ellas.
La ley general de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia establece tipos y modalidades de violencia contra mujeres y regula la colaboración entre federación, entidades federativas, municipios, así como de las secretarias de salud, educación, desarrollo agrario territorial y urbano, instituto nacional de las mujeres para la realización de programas y políticas públicas encaminadas para un cambio de la cultura misógina.
Asimismo, establece la colaboración de la fiscalía general de la república y la secretaría de seguridad pública para realizar acciones conforme a derecho, en la prevención, investigación y persecución de los delitos de violencia contra mujeres.
Tanto la cultura como el derecho forman parte del problema. La cultura de usos y costumbres tiene como resultado estereotipos de género que deben su existencia al derecho, a través de las leyes que crearon la desigualdad, principal factor de la agresión.
Tipos de violencia
- Familiar. Cuando el agresor tiene o ha tenido parentesco con la víctima.
- Laboral y docente. Se ejerce por las personas con un vínculo de trabajo o educativo.
- Feminicida. Forma extrema de violencia; hay violación de sus derechos humanos.
Destacados
Históricamente el hombre es el que tiene el poder en la toma de decisiones, y han sido ellos quienes deciden sobre las mujeres en el ámbito del hogar en el mundo.
Derecho
La ley general de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia busca acciones de prevención, investigación y persecución de delitos.
Numeros
51 Por ciento de las mujeres con 15 años de edad o más han sido víctimas de violencia psicológica.