EL MUNDO DEL DERECHO

Putin ante La Corte Penal Internacional

Aunque es improbable que pueda enjuiciarse a quienes están provocando esta masacre tras la invasión de ucrania, la corte penal internacional no pude ignorar el tema, señala el autor de este artículo

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Heraldo Media GroupCréditos: Heraldo Media Group

Por Luis de la Barreda Solórzano

Un año, siete meses de atrocidades infrahumanas. El Centro para las Libertades Civiles de Ucrania, dirigido por la admirable y bellísima Oleksandra Matviichuk, premio Nobel de la Paz 2022, documentó, en los primeros 10 meses de la invasión rusa, 31 mil crímenes de guerra, que sólo son una parte del total; Rusia ha empleado sistemáticamente el terror para quebrar la resistencia ucraniana.

El terror más cruel, como el que ejerció en Chechenia, Moldavia, Georgia, Siria, Malí, Libia. Los rusos han atacado en Ucrania edificios civiles, viviendas, iglesias, hospitales, infraestructuras y carreteras por las que familias huían de la masacre. Las tropas rusas han asesinado a más de siete mil civiles y herido a alrededor de seis mil.

El ejército invasor ha atacado, también, la red eléctrica del país invadido, dejando a millones de personas sin luz, sin agua, sin electricidad y sin internet, y en ruinas, durante el invierno. Quedarse sin calefacción en los meses invernales ucranianos supone sufrir un tormento continuado. El clima llega a los 10 grados bajo cero. Hay familias que pasan el día junto a la estufa de leña. El mundo en que vivían los ucranianos dejó de existir. Pero ellos no quieren su patria sometida a un dictador que ha demostrado ser capaz de cualquier acción infrahumana, de las más viles y crueles.

La barbarie de los invasores es aterradora. ¿Quién no recuerda, con indignación, el bombardeo a una maternidad de Mariúpol? ¿Quién no recuerda, horrorizado, las imágenes de Bucha, en el cinturón metropolitano de Kiev, donde fueron ejecutados más de 8 mil civiles y heridos más de 13 mil tras la retirada de las tropas rusas? ¿Quién no recuerda impotente, las imágenes de cuerpos sin vida con las manos atadas a la espalda, huellas de tortura y orificios de bala en la cabeza? Decenas de víctimas han sido asesinadas en ejecuciones sumarias, en los sitios de detención. Todo eso, evidentemente, sin justificación militar alguna.

¿Quién puede no estremecerse al enterarse de las violaciones sexuales, incluida la de un niño de apenas cuatro años, perpetradas por los invasores? “Para ellos –advierte Oleksandra Matviichuk– la violación es un arma especialmente eficaz porque es un crimen que provoca vergüenza no sólo en la víctima, sino muchas veces en toda la comunidad. Las víctimas de violencia sexual sienten vergüenza: ellas, sus vecinos, sus familias, que se sienten culpables por no haber podido evitarlo”.

No hay constancia alguna de que las autoridades rusas hayan investigado uno solo de los numerosos crímenes de guerra cometidos por sus soldados, lo que pone de manifiesto que esas atrocidades no sólo han sido toleradas sino alentadas por Putin.

Crímenes de guerra bárbaros y desalmados, crímenes de lesa humanidad: delitos de carácter inhumano, que forman parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, cometido para aplicar las políticas de un Estado o una organización según los define el artículo 7 párrafo primero del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Estamos en presencia de un genocidio, el delito más grave previsto en el derecho internacional: matanza contra un grupo nacional para destruirlo parcialmente, de acuerdo con la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.

Ucrania ha resistido heroicamente. Aunque insuficiente, el apoyo de la Unión Europea y Estados Unidos ha sido crucial para la resistencia. Medio centenar de países respaldan al país invadido, 30 de ellos le suministran armas y 40 han impuesto sanciones económicas a Rusia. Se trata, por tanto, de la contienda bélica más global desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945.

Pero el precio pagado en ciudades e infraestructura destruidas y sobre todo en vidas rotas o segadas es enorme.

Además de los civiles asesinados, se calculan 70 mil soldados ucranianos; y 100 mil heridos; 120 mil soldados rusos muertos, y 180 mil heridos. Hay ocho millones de refugiados del país agredido en 43 países.

El Centro para las Libertades Civiles ha logrado documentar muchos de los crímenes de guerra, aunque seguramente no la mayoría, llevados a cabo por las tropas invasoras. El Centro dispone no únicamente de testimonios y necropsias sino también de imágenes de satélite, fotos, grabaciones y videos tomados por civiles.

Putin no va a ser llevado a juicio ante la Corte Penal Internacional (CPI) ya que ésta no cuenta con la adhesión de Rusia, y tampoco parece probable que se le juzgue por un tribunal penal especial por el que ha abogado Chile Eboe-Osuji, expresidente de la CPI, porque para eso se requeriría que fuese capturado, lo que no se ve factible mientras esté en el poder; pero sería deplorable que las brutalidades de su ejército, ejecutadas por sus órdenes o con su complacencia, quedaran impunes.

Como observa Philippe Sands, profesor inglés que ha intervenido en destacados juicios internacionales, un tribunal internacional “necesitaría un acuerdo jurídico, muy probablemente entre Ucrania y la ONU o una organización europea. Puede redactarse fácilmente y ya circulan textos al respecto. Sería muy apropiado que el acuerdo se firmara en Lviv, la ciudad ucraniana cuya sangrienta historia contribuyó a las ideas que en la década de los años 40 se convirtieron en las nuevas categorías jurídicas de crímenes contra la humanidad y genocidio”.

Por improbable que ahora mismo nos parezca que el genocida dictador ruso sea enjuiciado, no olvidemos –abundan los ejemplos en la historia universal– que la fortuna da muchas vueltas. Los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles. Que Dios me preste vida –la expresión era característica de mi entrañable e inolvidable doña Pavita– para verlo acusado ante un tribunal de toda su barbarie, de su demencia furiosa.

Y que el mismo “Dios que privó del sueño al asesino Macbeth, para enseñarle qué es lo que realmente mata quien mata a otro hombre ”no sólo prive del sueño a Putin sino le inflija pesadillas manteniéndolo permanentemente despierto, en las cuales pasen por su mente las mujeres y los infantes violados, los niños asesinados, las ucranianas y los ucranianos bombardeados, torturados, ejecutados, y los soldados de su propio país mutilados o muertos en combate, a los que él mandó a una guerra abusiva, infame... monstruosa.

DATOS

No hay constancia alguna de que las autoridades rusas hayan investigado uno solo de los numerosos crímenes de guerra cometidos por sus soldados, lo que pone de manifiesto que esas atrocidades no sólo han sido toleradas sino alentadas por Putin.