Como si de un designio histórico se tratara, dice el antropólogo e historiador peruano Luis Millones Santa Gadea (Lima, 1940), cada cierto tiempo aparecen en América personajes cargados de cierta aura mesiánica que prometen cambios radicales. El modelo apunta directamente a la historia: para el octogenario estudioso del pasado incaico, esos mesías utilizan la idea de “la necesidad de un cambio radical” a la que supuso la llegada de los conquistadores españoles.
“Tan sigue esperando América por esa aparición que cada cierto tiempo surgen personajes envueltos en una áurea mesiánica, el concepto de inca siempre tiene esta aura y de cuando en cuando aparece alguien que encarna esta actitud, esa presencia mesiánica, desde el siglo XVI vienen apareciendo esos personajes que recuerdan la necesidad de un cambio radical ante lo que propuso la llegada de Pizarro (Francisco, el conquistador peruano)”, dice.
Transformaciones verdaderas o no, lo cierto es que la llegada de los españoles a América supuso infortunios y así sucedió en todo el territorio. Echando mano de la historia comparada, Millones une su fuerza intelectual con otro estudioso del pasado, el arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma, para entregar “Moctezuma y Atahualpa. Visa, pasión y muerte de dos gobernantes” (Tusquets, 2024), donde se ocupan de los personajes, protagonistas de los dos únicos Estados imperiales precolombinos, a los que tocó hacer frente del encuentro entre España y América.
Pero mientras en México, Moctezuma fue hecho prisionero por Hernán Cortés y asesinado de una pedrada por sus propios gobernados, explica el historiador peruano, la de Atahualpa es una historia de frustración: su figura “ha generado una manera de ver frustrado un gobierno que nunca existió, si bien Moctezuma estuvo en el poder por lo menos seis años, si le creemos a Durán, Atahualpa no llegó al Cuzco, finalmente no recibió las insignias reales”.
Su camino a entronizarse (luego de imponerse en una guerra con su medio hermano Huáscar), “es la historia de la frustración, en el camino, en Cajamarca, los españoles lo estaban esperando para enfrentarlo con su fuerza militar en una emboscada, mientras él pensaba que mostrando el aparato ceremonial que lo acompañaba y una parte del ejército, que lo dirigía Rumiñahui, con eso bastaba porque eran apenas 200 españoles".
Lo que no midió Atahualpa, "fue la capacidad militar de la España del siglo XVI con caballos, con perros de guerra y armas de fuego”. El último soberano inca, que nunca llegó a coronarse, acabó siendo capturado por la expedición de Pizarro y ejecutado en la misma Cajamarca meses después.
ELEMENTOS
- Moctezuma Xocoyotzin nació en 1466 y murió en 1520, a los 54 años.
- Atahualpa nació cerca de 1500 y murió en 1533, a los 33 años.
- Moctezuma lideró la Triple Alianza y Atahualpa el Estado de Tawantinsuyo.
Por Luis Carlos Sánchez
EEZ