El tap, dice la bailarina y coreógrafa Michelle Dorrance, es, en realidad, mucho más antiguo de lo que la mayoría de la gente piensa, pues el racismo ha borrado gran parte de su historia. “Nació de la cultura de los pueblos esclavizados en Estados Unidos, pero creció hasta trascender sus condiciones opresivas y convertirse en un género que no sólo influyó en toda la danza estadounidense (incluido el hip hop), sino que también contribuyó a los cambios revolucionarios en la música, impactando la cultura popular global”, cuenta en entrevista con Cúpula.
Hoy, añade, si bien el tap tiene grandes referentes en la cultura musical y cinematográfica blanca de los años 30, 40 y 50, “el género se innovó y ha evolucionado a lo largo de los años, especialmente en la cultura afroamericana”.
Dorrance ha sumado a esa innovación y hoy es considerada como una de las coreógrafas más creativas del género, cuyo ritmo está en los pies, como un latido del corazón o como una percusión afroamericana con sístole y diástole.
Prueba de su talento y de su aporte a la disciplina podrá verse el próximo 23 de agosto, en el Auditorio Nacional, como parte del elenco internacional de Despertares, el espectáculo dancístico que impulsa el bailarín mexicano Isaac Hernández.
La coreógrafa, quien según la crítica especializada ha logrado que el claqué se relacione con el panorama cultural internacional como ningún otro artista lo ha hecho antes, presentará en el país un estreno, acompañada por bailarines invitados especialmente para la ocasión.
“Vamos a presentar una obra que aborda la profunda necesidad de hacer comunidad de manera radical, porque hay mucha oscuridad y división en el mundo; además, quería reunir a la mujer poderosa en este trabajo para abordar el tema”, explica.
Isaac Hernández ha dicho en diversas ocasiones, que una de las artistas que más le interesaba presentar es Dorrance, a quien admira profundamente. Ella, por su parte, no sólo agradece la oportunidad, sino también asegura que espera volver al país con la compañía que lleva su nombre.
Mientras eso ocurre, la coreógrafa —que recientemente ha trabajado con artistas como Christian Bale y Jessie Buckley, en la película The Bride, de próximo estreno— explica que “Isaac Hernández es un artista y un ser humano increíble, el tipo de persona con la que cualquiera sólo podría soñar con trabajar, me encanta lo que representa”.
Finalmente, Dorrance asegura que el claqué es sinónimo de pasión y está lleno de vitalidad. “Hay tantos matices en nuestra forma de arte, que estoy muy agradecida de que se vuelva más profunda y sofisticada con la edad. Todos queremos salir como Steve Condos y morir con los zapatos puestos, al costado del escenario justo después de bailar”.
Por Alida Piñon
EEZ