ARTES

Antonio Ruiz, una mirada escénica

El Museo Amparo de Puebla presenta las obras de El Corcito, derivadas de su profunda relación con la danza y con el teatro

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Cortesía

El Corcito. Montajes y escenas del México Moderno, exposición que permanece del 29 de junio al 4 de noviembre en el Museo Amparo de Puebla realiza una lectura nueva de la obra del artista Antonio Ruiz (1892-1964) “El Corcito”, quien además de ser considerado un pintor relevante del siglo XX, desarrolló una mirada multidisciplinaria que alcanzó las artes escénicas, el cine y la arquitectura.

La muestra, curada por Dafne Cruz y Luis Vargas Santiago, investigadores del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, se conforma por 82 piezas entre pintura, dibujo, maqueta, sets, fotografía y cartas que permiten al espectador conocer el quehacer del artista y su desarrollo en proyectos que incluyen la creación escenográfica y el diseño de vestuario para el teatro.

“Ruiz redefinió la modernidad cotidiana con humor y sagacidad como si se tratara de una escena teatral que se acerca a la urbe y al campo desde los aspectos populares, las representaciones ambiguas de la clase, la raza, el género y algunas lecturas críticas al nacionalismo y al cosmopolitismo”, contaron los curadores.

En este sentido, Vargas Santiago precisó que las conexiones que el artista desarrolló con otras disciplinas tuvo que ver también con las colaboraciones que realizó con grandes representantes del arte y  la cultura del siglo XX como Nelly Campobello, Rodolfo Usigli, Ana Sokolow, Miguel Covarrubias, Gabriel Fernández Ledezma, entre otros: “estas relaciones elevaron su comprensión de la creación, un conocimiento que más adelante tuvo una importante incidencia en su papel como docente y maestro de dibujo”.

Como parte de la muestra se exhibe por primera vez una réplica de un mural realizado por El Corcito para el Sindicato de Cinematografía en 1940, un trabajo -sin nombre- que le fue encomendado por el pintor Juan O’Gorman para reconocer el trabajo de los camarógrafos y los montajistas en un set cinematográfico; el mural Ptolomeo-Planisferio-Copérnico (1949), que hizo por encargo para el Estado de México, que representa el atlas cosmográfico del siglo XVII; y otras obras más conocidas como  La soprano o el gallo, de 1949; Desfile cívico escolar, de 1936; y Viaje al infinito hacia el mar, 1940, una obra que retrata a la pintora Frida Kahlo recostada en una canoa -tras su muerte-, acompañada por barcos de papel que representan la fragilidad de la vida.

El Corcito. Montajes y escenas del México Moderno, se divide en seis núcleos que recopilan las expresiones artísticas que desarrolló como la realización de bocetos y maquetas de escenografías de ballet y teatro, con las cuales puso en práctica sus conocimientos de arquitectura y el desarrollo de otros lenguajes que marcaron su producción en el arte; su interés por el costumbrismo de finales del siglo XIX y principios del siglo XX en los entornos urbanos; su trabajo de acuarela -que inspira principalmente en los trajes típicos y los tipos de mexicanos-; la transición de su obra de lo rural a lo urbano; su quehacer muralístico; y sus trabajo alusivo a la cinematografía.

  • Dentro de la investigación que se realizó para la exposición participó Luisa Barrios, nieta de El Corcito.
  • Se exhiben una serie de cartas que fueron escritas por Antonio Ruiz y Frida Kahlo, en las cuales, dan cuenta de su amistad y su aprecio.
  • Se exhiben obras de 12 colecciones públicas y privadas.
  • 82 obras conforman la exposición
  • 49 son pinturas.

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