FOTOGRAFÍA

Centro de la imagen, 30 años como epicentro de la fotografía

El espacio celebra con una exposición que recorre seis décadas de producción fotográfica en México y en América Latina

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Fotos: Especial

Aún con cierto desdén institucional y con altibajos presupuestales, el Centro de la Imagen está al mismo nivel de espacios como el Museo de la Fotografía (FOAM) de Ámsterdam, la Casa Europea de la Fotografía (MEP) de París y el Centro Internacional de Fotografía (ICP) de Nueva York. “Lo digo en términos de cómo tienen una vinculación internacional que otros lugares no tienen”, dice el curador e investigador Alejandro Castellanos.

Director del espacio durante más de una década, a Castellanos le ha tocado seleccionar también la exposición conmemorativa: el lugar cumple 30 años de existencia y como parte del festejo exhibe “Transmigraciones. Colección fotográfica del Centro de la Imagen”, un extenso recorrido que abarca más de seis décadas, a través de unas 400 piezas de más de 100 autores entre los que se incluye a Tina Modotti, Manuel y Lola Álvarez Bravo, Graciela Iturbide, Pedro Meyer, Elsa Medina, Patricia Aridjis, Francisco Mata, Gerardo Montiel Klint, Mary Ellen Mark, Helen Levitt y Cornell Capa, entre otros.

Heredero del impulso que comenzó el Consejo Mexicano de Fotografía, cuyo acervo se convirtió después en la semilla de su colección, el Centro de la Imagen, dice Castellanos, ha sido eslabón de contacto con la mirada internacional, ya sea a través de las casi 13 mil imágenes que resguarda, de esfuerzos como su Seminario de Producción Fotográfica o de proyectos editoriales como Luna Córnea: “Con toda esa memoria que se ha ido creando al paso de los años, la verdad es que el Centro, pienso que sigue teniendo un papel muy importante en la fotografía internacional".

“Es un proyecto muy relevante que a veces creo que no se le da su lugar, por parte de quienes, en otros estratos, tendrían el poder de decisión para decir ‘hay que apoyar mejor esto’. El Centro ha sido como un detonador de algo que a veces merecería más atención por parte de los presupuestos, más apoyo para que se pueda mantener y reforzar esas posibilidades que desde aquí se propician”, dice.

Castellanos habla de diferentes momentos del espacio, que son distinguibles en su colección. Por un lado, la presencia del Consejo Mexicano de Fotografía (que había sido creado en 1977), “fue un momento muy especial, no sólo de México, sino, puede decirse, del mundo porque no ha habido otro momento en el que tantos fotógrafos de un subcontinente como es América Latina se hayan unido para crear una colección, para integrarse como colegas en un espacio común”.

Créditos: (Especial)

Fotógrafos como Pedro Meyer, Lázaro Blanco, Nacho López, “de alguna forma crearon esta idea con la cual se fundó este espacio y con la cual se promovió que se diera el primer impulso a la fotografía latinoamericana de manera común. Después, ya en los 90, aparte de la actividad que tuvo el Consejo, la segunda parte significativa es lo que fue la Bienal de Fotoperiodismo, que se organizó del 94 al 2005, coordinada por Enrique Villaseñor”.

Una tercera etapa, considera, han sido las Bienales de Fotografía que fueron promovidas originalmente por el Consejo Mexicano en los 80, pero que después retomó el espacio, “quien ha ido, a través de los premios de adquisición, propiciando que se actualice la colección con obra reciente de autores mexicanos”.

La muestra curada por Castellano está integrada por tres núcleos: Testimonios, que presenta imágenes provenientes del fotoperiodismo con acontecimientos de la vida política y social de México; el papel de las comunidades indígenas en México, incluido el levantamiento zapatista en Chiapas y los conflictos armados en Nicaragua, Guatemala y El Salvador durante los años 60 y 70.

En Confluencias se pone de manifiesto el diálogo sostenido entre autores de diferentes regiones del mundo (Europa, Asia, Norteamérica y Sudamérica) con el contexto mexicano y los fotógrafos de este país. En tanto, Mutaciones busca dar referencia de los distintos análisis en torno al funcionamiento de la fotografía en la cultura, su carácter tecnológico y mediático.

Castellanos agrega que las conexiones entre profesionales de la imagen no son el único acierto del Centro de la Imagen, él curador habla de una dimensión pública que ha logrado redefinirse con los años: “El primer periodo fue con Patricia Mendoza (primera directora), que fue muy afortunado en el sentido de convocar muchísimos públicos, muchísimos proyectos, y de generar toda una expectativa también sobre el desarrollo del Centro”.

A Mendoza le siguió el periodo encabezado por el propio Castellanos, después siguió Itala Schmelz y Elena Navarro, actualmente es dirigido por Joan Trujillo. “Creo que lo que caracteriza este lugar también es que tiene un público joven, que justamente es el que va cambiando un poco las perspectivas, y eso creo que me parece muy afortunado, porque la fotografía es un medio que se caracteriza por eso. El centro tiene esta dimensión pública que creo que es muy importante".

Las diferentes direcciones, sin embargo, han llamado también la atención por decisiones como la extinción de la Bienal de Fotoperiodismo que ha dejado sin acervo periodístico de los últimos años a la colección; la sustitución y extinción de Fotoseptiembre, el festival que animó incluso a otros estados en torno a la fotografía o por restauraciones frustradas y sin concluir como la que se llevó a cabo en 2012 y que cerró las instalaciones del espacio durante tres años.  

Por Luis Carlos Sánchez

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