CÚPULA

La esperanza es una cosa con plumas

La joven poeta y escritora mexicana María Milo, perteneciente a una generación que nació con el nuevo milenio, ofrece su visión acerca de la obra de sus pares

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: FOTO: LESLIE PÉREZ

“¿El Goliat de Emily es demasiado grande o ella es demasiado pequeña?” Esa es la pregunta que Elena Ferrante se plantea al leer Tomé el poder en mis manos de Emily Dickinson. En sus versos la autora ilustra el desafío de definir el camino propio al ir contra las normas convencionales, algo que las mujeres comenzaron a hacer el día que se nombraron escritoras.

Las poetas contemporáneas profundizan en cuestiones corporales, experiencias maternales, relaciones fallidas o abusos sexuales. Aunque no en exclusiva, en mayor o menor medida el cuestionamiento de las estructuras de poder y las normas de género viene implícito en su creación como mujeres.

En un mundo cada vez más globalizado y polarizado, su pluma no se hace de la vista gorda ante fenómenos sociales como el feminismo, la identidad de género, la sexualidad, la violencia, el activismo, la ecología y la inmigración.

Buscan establecer sus propias voces y recuperar el trabajo no reconocido de quienes estuvieron antes que ellas, algo que a Dickinson le hubiera sido de ayuda.

Al analizar las referencias bíblicas (Goliat y David) que la autora americana menciona en su poema, se puede cuestionar la falta de un personaje femenino. 

El contexto social de la época deja entrever que no tenía modelos de su propio sexo a los que referirse, al menos no con la importancia de David. Se compara con una figura masculina que de inicio dispone socialmente de mayor poder. 

Hoy las poetas escriben y crean, pero también buscan y exponen los referentes que nadie les mostró en la escuela. Y así como Dickinson menciona en sus versos que requiere del doble de audacia y fuerza para equivaler su trabajo al de David, ellas rompen barreras para visibilizar sus letras y desburocratizar espacios.

Reinventan estructuras e involucran herramientas digitales, visuales y auditivas para complementar lo que quieren contar. Crean ecopoesía, poesía de protesta, documental, conceptual y digital.

Sus creaciones expresan empatía, admiración y protesta. Se alejan de las miradas comunes para mostrar las múltiples caras de la realidad. 

Con una palabra imaginan el mundo de otra manera, pero, sobre todo, construyen comunidad, porque saben que “la mujer que apunta y lanza su piedra no se enfrenta simplemente al Goliat con la flecha: su Goliat es el mundo entero”, como escribe Ferrante.

Ellas miran dentro de sí para ver al otro. No piensan que son “pequeñas por naturaleza”, como se describe a la Emily del poema. Su talento impone. Ya no sólo pasan las páginas, sino que las enriquecen.

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POEMA SIN TÍTULO

(FRAGMENTO)

Soy en un paisaje de cuerpos
Voy adonde se desgarran las piernas,

 el torso se quiebra,
se estira la piel. 

Me ahogo en posturas, 

costuras de hierro,

 entre lo bello y débil, 

anhelado, prohibido,

 inmortal, silenciado. 

Las pinceladas arrullan, 

borrosas, perfectas, 

adornan fracturas
entre mundo y existencia. 

Por María Milo

EEZ