CÚPULA

Entre la ciencia, la naturaleza y la desigualdad

Maricela Guerrero reflexiona sobre la necesidad de recuperar la vida a través de la poesía

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Cortesía Andrea Martínez

Para la poeta Maricela Guerrero (CDMX, 1977) la literatura escrita por mujeres es más visible que antes, pero sólo por el hecho de que las autoras se han atrevido a hacerse visibles en una disciplina dominada por la clase social y el género, sino porque de cierto modo “publicarlas se convirtió en parte de las estrategias de mercadotecnia de algunas editoriales y dejan fuera la verdadera discusión”.

Estadísticamente, explicó la autora de El sueño de toda célula (2018), las mujeres representan el 13 por ciento dentro de la compilación de antologías mixtas, un porcentaje que continúa desigual frente a lo publicado por los autores varones. 

Más allá del contexto en el que se mueve la industria editorial, sobre su obra explica: “Uno de mis mayores intereses en la poesía es la relación con la naturaleza, ya que es un vínculo que me permite estar en constante reflexión sobre la corporalidad y el mundo, aunque en realidad no hay un sólo tema que no me interese tocar”, dijo la escritora, quien también forma parte de la antología Nuevas Poetas Mexicanas, publicada por Orfila.

En entrevista, contó que comenzó a escribir poesía cuando iba en la secundaria, pero hace casi 20 años que lo hace de manera profesional; al principio el amor y el desamor eran sus motivos principales, pero, sin darse cuenta se fue desplazando hacia la ciencia.

“La poesía nos permite entender la complejidad del mundo y refleja un enriquecimiento de la experiencia, un enriquecimiento que permite percibir la realidad con mayor nitidez y darnos cuenta de los elementos que intervienen en una situación para demostrarnos que las cosas no son tan simples como las pensamos y que el mundo es más que un asunto binario de víctimas y victimarios, y nos permite la exploración y experimentación de dichos elementos de la vida, a través del lenguaje”, expresó Guerrero.

Y agregó que las personas siguen esperando que el poema sea una apuesta embellecedora del mundo, y no es así, pues para ella “este tipo de poemas ocultan, están al servicio del sistema que es uno de los más grandes retos que tiene la poesía en general”.

Asimismo, explicó que es la diversidad de manos quienes escriben este género literario y que la “poesía escrita por mujeres no tiene que ver sólo con lo femenino sino con nuestro entorno y con nuestras luchas y las de todos”.

 

Sobre el método de clasificación

He escuchado el miedo.

Jóvenes de secundaria pública recolectando ejemplares en una

ciudad con variedades mixtas. Jóvenes de secundaria mixta

ejemplares de una variedad a resguardo, teniendo miedo de las

extracciones.

Sonidos de máquinas atroces extrayendo casas y personas, a

kilómetros o a metros de distancia. El baldío de al lado no está a

resguardo: la datilera, las yerbas.

Reconocemos el olor a combustible y chamusquina.

Me contaron que ustedes sueñan que podrían venir por nosotros

y que tienen miedo de que ni yo ni nadie haga nada para evitarlo.

Soñamos con máquinas que sustraen coves y tibiezas. Que es

miedo a las extracciones. Una vez soñé que ya no estaba ni su

mano ni su risa y lloré mucho. Luego fui corriendo a ponerme

su jorongo y quedé dormida.

Estoy investigando formas de estar en otras lenguas: hacer surcos

de palabras: quisiera hablar en árbol y cobijarles: células que

sueñan que son células.

La loba me echa a su lomo y me lleva bosque arriba. Sólo sueño.

Maricela Guerrero

 

Por Azaneth Cruz

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