MENTE MUJER

Una fiel compañera

Con casi seis décadas dedicándose a la disciplina, Cecilia Lugo considera que se trata de un territorio mayormente femenino

EDICIÓN IMPRESA

·
Créditos: Cortesía

Como pocos, el territorio de la danza ha sido fundamentalmente femenino. Al menos así se ha revelado para la bailarina y coreógrafa Cecilia Lugo (Tampico, 1955), quien ya ha cumplido más de cinco décadas habitando la geografía del movimiento y el cuerpo. “Creo que la danza es un territorio de todos, pero ha sido un territorio femenino, siempre me fue más fácil tener conmigo mujeres haciendo danza”, recuerda.

En 1986, Lugo fundó la compañía Contempodanza. Ahí, dice, “ha habido épocas en que éramos puras mujeres, los hombres no llegaban o llegaban muy pocos y se iban, la mujer, en cambio, siempre fue muy constante, muy fiel, muy leal a su propia pulsión, no a mí ni a mi danza, sino a la danza de cada una de ellas, porque la danza es una manera muy importante de expresarse”.

Y no es que la actual directora del CEPRODAC del INBAL ignore que en México “la mujer siempre ha estado sometida por una cuestión social, endémica” sino que en la disciplina, a la que ha dedicado su vida, sus compañeras han encontrado oportunidad de revelarse: “En este y otros países, la mujer ha hablado poco, su voz se ha oído poco y creo que con la danza podemos expresar ese poder a través de nuestro cuerpo y lo hacemos de manera libre y absoluta; la danza te da el poder de escuchar tu propia voz y esa es una necesidad que las mujeres, que todos tenemos, pero las mujeres más”.

Lugo se formó en la Academia de la Danza Mexicana, donde se especializó en danza clásica, pero su búsqueda iba más allá y realizó estudios complementarios en La Habana y en Nueva York, en el David Howard Studio y la Joffrey Ballet School. También estudió coreografía y en el afán de formarse completamente en el arte siempre ha estado cerca de la poesía, la literatura o el teatro. Aunque el llamado de la danza parecía predispuesto para ella: a los 8 años comenzó a estudiarla.  

Pocos años más tarde, a los 14, supo que ese sería su camino: “Bailé en el Palacio de Bellas Artes haciendo coro a la Compañía de Danza de México, Ballet Clásico de México en esa época, creo que era un ‘Cascanueces’, estaba cursando el quinto año de la carrera y cuando pisé Bellas Artes dije ¿qué es esto? Era la primera vez que yo bailaba en un escenario así y estaba adentro en el foro y dije aquí hay un misterio maravilloso y esto me gusta y yo me quiero dedicar a eso”.

Así, la escena se convirtió en su vida: “No ha sido fácil porque yo me he hecho cargo de mis hijos y nunca he dejado la danza; no sólo es mi profesión, es mi vocación, mi vocación de vida, me he acompañado con hijos, sin hijos, con esposo, sin esposo, con dinero, sin dinero, en épocas buenas, en épocas malas, es un referente obligado en mi vida, he cambiado diferentes facetas a lo largo de mi vida pero siempre ha estado la danza acompañándome”.

En definitiva, señala, “la danza ha sido una compañera fiel y me encanta dedicarme a esto. Es una profesión que te exige muchísimo, así lo aprendí y así lo sigo viviendo. Compaginarlo con todo lo demás es muy importante: con los hijos, la familia, es saber cómo darle a cada cosa su lugar y no permitir que te ahogue un rol; creo que siempre he tenido muy claro lo que tengo qué hacer y en qué momento, bueno no siempre, a veces tengo dudas, pero creo que es muy importante reconocer esa fidelidad con la vocación que nos hace felices”.

(Créditos: Cortesía David Flores Rubio)
  • Entre las obras más destacadas de Cecilia Lugo están “En el Umbral” y “Prólogo de los Vientos”.
  • También “Nicolasa (A Guillermina)”, “Espejo de Linces”, “Arkanum”, “Azul” y “En la piel de mi memoria”.
  • La obra coreográfica de Lugo se ha presentado en EU, Canadá, España, Francia, Alemania y República Checa.
  • Ha formado parte del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, la Compañía Nacional de Danza Clásica y el Ballet Teatro del Espacio.
  • En 2011 le fue concedido el Premio Nacional de Danza José Limón por su aportación a la creación coreográfica en México.
  • Otros reconocimientos son el Premio Guillermina Bravo por trayectoria profesional y la Medalla Bellas Artes al Mérito Artístico, ambos en 2008.

PAL