La artista mexicana Betsabeé Romero (Ciudad de México, 1963) inauguró ayer la muestra La espiral sin fin, en la Galleria Piazza San Marco, como un evento colateral de la edición 60 de la Bienal de Venecia, presentada por el Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA).
De acuerdo con el MOLAA, Romero “desarrolló una fuerte narrativa que pone el foco en la experiencia de ser extranjero en el mundo, desde la perspectiva de quienes carecen de territorio para buscar refugio y sobrevivir. Habla de quienes buscan y corren, chocando constantemente con las fronteras políticas y económicas siempre ajenas y excluyentes”.
Para la artista visual mexicana los contenidos de su exposición, junto con los de las otras muestras del recinto, logran un diálogo. “Me he sentido muy emocionada con la respuesta y con las opiniones de muchas personas que se dieron el tiempo para venir y recorrer todas las salas. Han comentado conmigo la obra y he visto a la gente tomar muchas fotos”, dijo.
Y añadió: “Ha sido muy emocionante abrir La espiral infinita, en el contexto de la inauguración de las exposiciones que están en el Giardino, hay una sintonía muy importante entre todas las obras que tienen que ver con el mensaje que la Bienal está dando en su edición 60, que es la de la inclusión de toda una serie de culturas que han estado en la sombra y que han sido subyugadas”.
La exposición está dividida en seis secciones. Por ejemplo, en la primera se cuestiona el concepto y las experiencias de la migración a lo largo de la historia, en “Identidades” se ubican espejos de seguridad, mientras que en “Barbed Borders” explora el sufrimiento causado por las fronteras o en “Tótem rodante de caucho y oro” introduce al espectador en la movilidad.
En 2025, se tiene previsto su exhibición en California.
PAL